La política de dinero a coste cero que viene aplicando el BCE para reactivar la economía está alterando en profundidad las estrategias de las entidades financieras. La situación hoy es que a los bancos no les interesa mucho captar depósitos, ya que incluso pueden perder dinero con ellos. De ahí que hayan empezado a cobrar por guardar el dinero, de momento a las grandes corporaciones pero sin que sea descartable que más adelante lo hagan también a los particulares. Y ahora abren otro frente con el que esperan recuperar parte de los beneficios perdidos en otras áreas de negocio: la captación de hipotecas. La pujanza del mercado inmobiliario en España alienta la competencia entre las entidades financieras para captar clientes tanto entre quienes piensan adquirir una vivienda como entre quienes ya están pagando un préstamo hipotecario pero sopesan cambiarlo a un banco en mejores condiciones. Con hipotecas incluso por debajo del 2%, parece un buen momento para una decisión estratégica en la vida de los ciudadanos. Bienvenida sea esta situación favorable, pero no debe implicar ninguna irresponsabilidad por parte de los solicitantes ni de los bancos. El desastre de la burbuja inmobiliaria es demasiado reciente como para que se olvide.