Son muchas la compañeras feministas que han denunciado con sólidos argumentos que la llamada gestación subrogada (es decir, los vientre de alquiler) no son otra cosa que una nueva forma de explotación de las mujeres y sus funciones reproductivas. Han recibido, por su posicionamiento, insultos y amenazas de todo tipo. Hasta que las imágenes de un hotel ucraniano con medio centenar de bebés unos al lado de los otros ha saltado a las redes provocando el shock que no habían provocado nunca las innumerables reivindicaciones del movimiento feminista.

Parecen sacadas de una distopía pero son del todo reales: nos ponen ante las narices lo que esconde la aséptica expresión de gestación subrogada. Niños sin madre y encargados por catálogo. Y ellas, sin nombre ni cara ni identidad ni cuerpo ni sentimientos, no son más que los recipientes en los que se cuecen unos bebés que han venido al mundo para satisfacer el deseo de quienes están convencidos tienen derecho a explotar mujeres pobres.

¿QUÉ SOLEMOS ver cuando hablamos de gestación subrogada? Pues el rostro de felicidad de parejas sin hijos con un poder adquisitivo considerable que ven satisfechos sus deseos gracias a lo que nos han dicho es un contrato entre dos partes que se han puesto de acuerdo. Lo único es que una de las partes suele necesitar dinero y por eso se presta a pasarse nueve meses alimentando el cuerpo de otro ser humano con el propio, un cuerpo del que tendrá que desprenderse como si fuera otra secreción más. No hace falta haber parido ni ser economista para entender que si nos han llegado las imágenes de esos bebés amontonados es porque hay una demanda que estimula una compraventa de personas del todo inmoral. Por eso es ilegal en España. Por eso es racista y colonizador someter a las ucranianas pobres a este tipo de explotación.

¿Pero qué imagen nos han puesto siempre ante los ojos bajo el epígrafe gestación subrogada? ¿La de los famosos y millonarios que han podido hacer realidad sus deseos o el de las mujeres de piernas hinchadas y el vientre flojo que han depositado su bebé en las estanterías de la clínica?

*Escritora