Hermanos: ¿a quién no le gustaría vivir y trabajar en el lugar donde pasaría las vacaciones? Me refiero a un lugar en el que la mayoría del año haya sol. Un sitio en el que estás tan cerca de playas con banderas azules como al lado de montañas y parques naturales. Un sitio bien comunicado por tierra, mar y aire. Con puertos, aeropuertos, trenes y autovías sin peaje. Pero sobre todo con banda ancha de telecomunicaciones suficiente.

Ahora imagínate que estás trabajando en un país del norte. Lluvioso o, como poco, encapotado. Que, gracias a la pandemia, has descubierto que puedes trabajar a distancia con videoconferencias cuando necesitas reunirte. Que te puedes comunicar al instante mediante e-mails o por WhatsApp con tus jefes o subordinados. No tienes que ir a cobrar tu nomina porque te la cargan en tu cuenta corriente. Pero tienes que desplazarte todos los días a una oficina que está a más de una hora de tu domicilio porque los alquileres en la ciudad son tan caros que te has tenido que ir a vivir a las afueras de la zona metropolitana.

El alquiler o la compra de un apartamento es tan alto que le pega un fuerte mordisco a ese sueldazo que cobras.

Pues esa situación se la están planteando ahora las grandes multinacionales a sus trabajadores. Y el mediterráneo español puede ser una de las mejores zonas para este desembarco de sus trabajadores cualificados. ¿Estamos preparados para recibirlos? H

*Urbanista