La solución que han planteado algunos para dirigir España es que el partido de los ERE pacte con el partido del 3% para echar al partido de la Gürtel. La legislatura liquidada por la corrupción tenía que haber sido resuelta por los españoles en las urnas.

Los populistas e independentistas no pueden decidir el futuro de España en un despacho con Pedro Sánchez. En el Congreso pudimos ver como el enemigo público de Sánchez ha sido Cs y no los separatistas que dieron un golpe a la democracia y que sostienen que los españoles tenemos taras genéticas. No se puede ser presidente de España a cualquier precio.

El PP, que ponía de ejemplos al PSOE y al PNV como partidos leales al Estado y la Constitución mientras cargaba contra Cs, se equivocó de adversario. Rajoy debería haber dimitido y haber propuesto una salida ordenada y democrática con los grupos constitucionalistas, pero los viejos partidos siguen pensando más en sus siglas. El bipartidismo ha demostrado que no quiere elecciones.

Y Sánchez, con tal de pasar unas horas en Moncloa encabezará un Gobierno Frankestein con 22 partidos y con ERC y Bildu con la sartén por el mango. El Gobierno Frankestein estará maniatado por sus aliados forzados como son Torra, Rufián y Bildu.

Desde Ciudadanos, hemos defendido que no se puede gobernar España con los que quieren romperla. Nunca aceptaremos los votos de los que quieren liquidar nuestro país para llegar al Gobierno. La nueva etapa política no llegará de la mano de los separatistas y populistas, sino de los españoles, que quieren recuperar la dignidad, la igualdad y su unión frente a los grandes retos. Esa España optimista saldrá de las urnas y en ella, no cabrá ni el inmovilismo de Rajoy ni la irresponsabilidad de Sánchez.

*Diputada de Ciudadanos en el Congreso por la provincia de Castellón