Escudarse en el cambio climático para no reparar los daños producidos por el último temporal es la última desvergüenza del gobierno de Ximo Puig. No es admisible dejar de hacer inversiones necesarias en infraestructuras en la costa. Abandonar a su suerte a las zonas afectadas como ha afirmado la vicepresidenta Oltra es una irresponsabilidad de consecuencias económicas incalculables para nuestro turismo. Todos sabemos que el estado de las playas repercute directamente en la calidad y demanda del conjunto de la oferta turística, y el sector representa el 14% del PIB de la Comunitat Valenciana, dando empleo a más de 50.000 personas solo en la provincia de Castellón.

La campaña de Semana Santa, de la que tanto se espera, está a la vuelta de la esquina. En lugar de sembrar dudas, es urgente aunar esfuerzos desde las administraciones públicas, tanto desde la Generalitat como el Gobierno central y la Diputación, con el fin de dar respuesta inmediata y restaurar los daños producidos. No hacerlo solo incrementaría las crecientes sospechas sobre las verdaderas intenciones de los socios de Puig, Compromís, marionetas en manos de los independentistas, de procurar beneficiar siempre a nuestros vecinos del norte en detrimento de nuestra tierra.

Son los técnicos y no los políticos quienes han fijado el modo más sostenible de reconstruir el litoral, con paseos y obras compatibles con el cambio climático. Pero no se puede, como pretende Puig, demonizar la reconstrucción de la costa para no afrontar su responsabilidad como gestor. Esos planes para reforzar el litoral están proyectados en el Patricova (un magnífico plan de ordenación territorial), aprobados y listos para ser aplicados, pero hay que ejecutar esas obras. La emergencia climática se combate con inversión. Todas las infraestructuras construidas con esta normativa resisten mejor a las inclemencias meteorológicas y son respetuosas con el medio ambiente. Dejar los paseos marítimos destrozados y abandonados como quiere el Botànic no es preservar el litoral. Ha llegado el momento de los hechos y dejarse de palabras vacías, de tanto Ximo-anuncio. Por cierto, lo primero que ha aprobado el Botànic tras el paso de Gloria es, cómo no, poner en marcha un nuevo chiringuito para colocar a su gente: la agencia de protección del territorio.

Los ciudadanos quieren inversiones concretas, porque se sienten abandonados. Los agricultores cifran en 70 millones de euros las pérdidas en el campo. Los daños en playas, paseos marítimos y accesos ascienden a más de cien millones. Y sólo escuchan buenas intenciones. La realidad es que el Gobierno de Sánchez no ha invertido ni un solo euro en infraestructuras previstas en el litoral valenciano en los dos últimos años. Por eso sus anuncios de estos días no son de fiar. Otro ejemplo: dos de cada tres pagos por la DANA en la Vega Baja todavía no han llegado, cuatro meses después.

Desde el PP de la Comunitat Valenciana estamos presentando mociones en todos los ayuntamientos y en Les Corts para solicitar a las administraciones públicas la máxima celeridad y agilidad en las actuaciones, en la declaración de zonas catastróficas y la anticipación de las ayudas a los afectados. Esperamos que, por una vez, nos hagan caso.

*Presidenta PPCV