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Los datos son incontestables. El número de festejos taurinos en Castellón se ha incrementado un 13% en los ocho primeros meses de este año, hasta rozar los 3.200, lo cual consolida a la provincia como líder de toda España con diferencia.

No importa el color político del ayuntamiento. En 130 de los 135 municipios de Castellón se exhiben toros en sus calles -o en las plazas con corridas o novilladas- durante las fiestas patronales. Desde Almenara (PSOE) hasta Vinaròs (Podemos) nadie levanta la voz contra una tradición que forma parte del gen castellonero, porque muchos aprenden desde pequeños el respeto hacia el toro bravo, este bello animal que dejaría de existir en caso de que suprimieran las exhibiciones taurinas.

Aquí no hay debate y los propios aficionados son los primeros en proponer todas las medidas que beneficien al bou al carrer, desde la seguridad de los recintos hasta actuaciones para que el toro no sufra ningún tipo de agresión. Y en ese afán de mejorar están encontrando en José María Ángel un perfecto interlocutor en la Generalitat valenciana.

Por eso resulta necesario que el nuevo reglamento en la materia, que aprobara Presidencia, deje las cosas claras para que, gobierne la derecha o la izquierda, esta tradición no pueda resultar una moneda de cambio.