El mundo del toro ha encontrado en José María Ángel, director de la Agencia Valenciana de Seguridad y Emergencias, persona de máxima confianza del presidente Ximo Puig, un excelente interlocutor para llevar adelante las propuestas encaminadas a conseguir que esta tradición gane en seguridad y, a la vez, se respete al máximo a los animales que son exhibidos en buena parte de las localidades valencianas.

Ayer se dio a conocer la memoria anual de la Comunitat en cuanto a la celebración de festejos y, una vez más, Castellón se afianza como la provincia más taurina de España. Ha batido su propio récord con un 14% más de exhibiciones durante el pasado 2016, hasta alcanzar la espectacular cifra de 4.688, de las que 523 fueron toros cerriles, que son las que resultan más costosas.

Los toros son cultura y tradición que forman parte del ADN de Castellón desde hace más de 640 años cuando se exhibieron los primeros ejemplares en Vila-real y Segorbe. Una tradición que además de fiesta se traduce en un impacto de millones de euros para la economía de las poblaciones que los programan. Basta una vuelta por cualquier pueblo de la provincia donde haya ‘bou al carrer’ para comprobar los beneficios que dejan en bares, restaurantes y otro tipo de comercios. Tanto es el arraigo que tienen que solo 7 de las 135 localidades de la provincia, que coinciden con las que apenas tienen vecinos, no ofrecieron bous al carrer durante el pasado año.

Todo ello no es óbice para que ayuntamientos y aficionados vayan de la mano con la Generalitat para seguir garantizando los servicios sanitarios, reforzar los cadafals y las barreras o adoptar las medidas que se considere para garantizar el bienestar del animal. Ese toro bravo que se cría expresamente para después exhibirlo.