Querido lector/ra, alguien dijo con razón que, aunque las historias cómicas pueden parecer realidades poco comunes que solo están en la imaginación, son parte de la vida y aparecen en el día a día y en la calle. Buenos pues, eso es lo que he sentido cuando al leer un periódico me he encontrado en la misma página un par de novedades que respondían al clásico ese de: «tengo dos noticias, una buena y otra mala».

En esta ocasión empiezo por la buena. Y es que el sindicato de CCOO de la enseñanza anunciaba que la Conselleria de Educación de la Generalitat ha lanzado un proceso de participación para elaborar la Llei Integral Valenciana d’Educació (LIVE). O dicho de otra forma, que lejos de lo habitual, de que la Conselleria elabore un proyecto de ley y, antes de presentarlo a Les Corts para su tramitación, solicite la opinión (protocolaria pero ineficaz) de los sectores implicados en el proceso educativo, en este caso el conseller Marzá plantea un proceso en el que los participantes pueden acceder primero a la identificación de epígrafes y temas y, después, a elaborar y debatir el texto de la ley hasta llegar a un acuerdo. Es decir, hacer una ley desde la democracia participativa.

La mala noticia, por cierto, venía justo al lado y también tenía que ver con el sindicato de CCOO. En esta ocasión el asunto no permitía tirar cohetes de alegría. Denunciaba que los salarios de los trabajadores valencianos siguen perdiendo poder de compra mientras aumentan los beneficios empresariales. Tanto es así, que los beneficios empresariales han superado el nivel previo a la crisis, mientras que los salarios pierden un punto del poder de compra en los primeros seis meses del año al aumentar un 1,3% mientras que la carestía de vida supera el 2,4%.

Querido lector/ra, la buena noticia aplaude la nueva forma de hacer política. La mala exige la derogación de la reforma laboral que da cobertura a esta pérdida de derechos.

*Experto en extranjería