El azar quiso que el mismo día que comenzaba el Festival Internacional de Benicàssim, presentáramos la Campaña de Hospitalidad. Una campaña dirigida al propio sector turístico y a los diferentes segmentos de la cadena de valor que hacen posible la economía que lidera el crecimiento en esta Comunidad. Una campaña dirigida también al conjunto de la ciudadanía de las sociedades receptoras de viajeros, visitantes y turistas. El Fib es solo un ejemplo. Un gran ejemplo de cómo puede materializarse la convivencia durante unos días. Durante ya 23 años. La Comunitat Valenciana es una referencia para millones de personas cada año. La hospitalidad es una actitud colectiva. Es un atributo que nos puede cualificar como destino turístico. Nuestra campaña no es una anécdota puntual. Se trata de un eje estratégico de la política turística para los próximos años. Hemos presentado la creatividad y, a partir de septiembre, comenzarán acciones formativas en toda nuestra red de centros de desarrollo turístico, campañas de sensibilización, concienciación y divulgación. El objetivo es que la hospitalidad se convierta en un valor añadido que nos posicione como un territorio diferenciado donde todo el mundo es bienvenido, sea como sea y venga con quien venga. Por eso nuestro nuevo relato turístico acentúa la inclusión sin fronteras, ni complejos. Tengas la forma de amar que tengas y tu diversidad sea la que sea, esta es una tierra que trata dignamente a todo el mundo. Veámoslo como una ventaja competitiva, al tiempo que una exigencia moral.

La hospitalidad está en todos los textos sagrados del Mediterráneo desde hace tres mil años. Forma parte de nuestro ADN más profundo y constituye la base humanística más sólida del intercambio turístico. Tratar bien a quien te visita guarda relación con la búsqueda de mayores niveles de profesionalización en el sector turístico. En los últimos meses ya hemos hecho alguna acción formativa piloto entre colectivos de taxistas, policías, comerciantes, etc y el resultado es alentador.

No es menos cierto que esta campaña también constituye una respuesta a la denominada turismofobia. Debemos positivar las bondades del flujo de turistas y viajeros. De ahí que la nueva Ley de Turismo, Ocio y hospitalidad estará profundamente inspirada por los valores del Código Ético del Turismo. Derechos y deberes para la sociedad de anfitriones y para los huéspedes. Todo se resume a las buenas prácticas de las viejas sociedades hospitalarias de nuestro Mediterráneo. Un estilo de vida donde la tolerancia y el respeto mutuo ilustran relaciones que nos mejoran como personas. Montesquieu, en su libro El Espíritu de las leyes, dijo que el comercio nos abría a la paz. Sin duda. Pero el turismo, es la paz en estado puro. En plenitud. Viajar es hoy una vacuna preventiva contra todas las fobias. Una manera de abatir muros mentales de ignorancia y malentendidos. Viajar es conocer al otro y el conocimiento neutraliza el odio. El mundo necesita que la gente viaje y se mezcle. Ya sé que el turismo contribuye a la economía, el empleo, el PIB, etc… pero tiene una dimensión humana que conviene atrapar y destacar. Seguro que nos va mejor en todos los sentidos.

*Secretario autonómico de Turismo