Querido/a lector/a, estos días pude ver, por la televisión, la comparecencia de Camps, el expresident del PP de la Generalitat, ante la comisión del Congreso que estudia la financiación ilegal del PP. Algo que me provocó vergüenza y tristeza.

¡Sí! Vergüenza y tristeza, porque ver a un molt honorable president acusado de ser el inventor de la financiación ilegal del PP, es de por sí poco edificante. Pero, además, mantenía una actitud de bronca, confundió una comparecencia con un debate. Incluso, manifestó desde la mentira que todo era falso y que aún siente el cariño de un Rajoy que lo ha abandonado a su suerte. Pero lo que no pude soportar fue cuando negó la existencia de la denominación País Valencià a la Comunitat Valenciana. Se olvidó voluntariamente del Decreto de 1978 sobre la creación del Consell del País Valencià o, también, de que el preámbulo del Estatuto de Autonomía de 1982 deja constancia de que la tradición que viene del histórico Reino de Valencia se encuentra con la concepción moderna del País Valencià y da origen a la autonomía valenciana.

Querido/a lector/a, Joan Lerma edificó como pudo un sistema institucional autonómico y promocionó políticas que crearon riqueza y la distribuyeron en forma de servicios. Ahora, Ximo Puig limpia de corrupción el nombre del País Valencià e intenta devolver el sentido social de la política. Pareja que destaco porque los otros, los del medio, los del PP, los Zaplana, Olivas y Camps, nos jodieron bien: transformaron la economía valenciana en tercermundista al basarla en mano de obra barata y en una construcción contaminante, hundieron las bases financieras valencianas, nos llenaron de corrupción y debilitaron la credibilidad de la política y de la autonomía. Por cierto, no diré que hemos tenido mala suerte porque a estos los votamos nosotros, pero es cierto que no nos merecíamos ni ese mal trato ni esa mala fama.

*Analista político