Hace un par de meses, podría haber optado por la posición más cómoda para mí: después de ocho años como alcalde, no volver a presentarme a la reelección y salir por la puerta grande. Pero soy muy consciente de la situación económica del Ayuntamiento. El tsunami de los empastres del PP impacta e impactará en la gestión del día a día durante mucho tiempo.

En ocho años, hemos tenido que pagar los nueve millones de euros que dejaron en facturas en los cajones, 25,2 millones en sentencias, convenios, expropiaciones que decían haber hecho y no hicieron, ocupaciones ilegales... Si esto fuera poco, en el año 2009 el PP tomó la decisión de endeudarnos de forma histórica con un préstamo de 20 millones a devolver en 14 años, de los que hemos pagado ya 10 millones más intereses --y los 10 millones más que quedan por pagar--. En definitiva, cerca de 50 millones, que hemos ido pagando con prudencia y responsabilidad, es lo que el PP dejó en Vila-real.

Y la sangría no acaba. Me presenté a las elecciones con un eslogan claro: Queda molt per fer. Ni un pas enrere. Vila-real, primer. Consciente de lo que quedaba por hacer y con la ilusión de seguir avanzando, pero sabiendo que quedan muchos empastres del Partido Popular por arreglar.

Cuando todavía no he acabado de organizar el nuevo gobierno, una juez me impone una multa personal de 300 euros al mes por, según ella, no pagar en tiempo cerca de 900.000 euros de terrenos cercanos al Centro de Tecnificación Deportiva. Vaya paradoja. Este mes, tenemos otra sentencia ya firme a favor de uno de los dueños de solares que ocupó de forma ilegal el PP para construir el colegio José Soriano: 1.130.000 euros más.

Por tanto, hemos tenido que acudir con urgencia a una operación de préstamo de tres millones más, que luego hay que devolver. Por eso, por responsabilidad, si queremos hacer viable el proyecto de ciudad, estamos estudiando una actualización del IBI, después de congelarlo ocho años. No hay otra solución, en este momento, si no queremos que Vila-real se estanque, que pedir una pequeña contribución a todos para hacer viable pagar los empastres del PP y garantizar un proyecto de ciudad moderna, innovadora, solidaria, que avanza.

Ahora vendrán los demagogos y los cantamañanas a exigir más servicios, más limpieza, mejores calles y jardines, más mantenimiento de colegios.... Y, cómo no, menos impuestos. Y votarán no a la subida. Menos mal que el pueblo de Vila-real ha votado estabilidad y los ha situado en la oposición porque, si no, llevarían a Vila-real a la ruina.

No querría acabar este artículo sin hacer mención al inicio de varias obras que vamos a ver en las próximas semanas. La mejora de polígonos, el Gran Casino, la ronda Suroeste... No se hace porque nos sobre el dinero, como algunos intentarán hacer creer. Estas obras son posibles gracias a la financiación de otras administraciones, fruto de la gestión eficaz del gobierno local, que ha logrado para la ciudad proyectos por más de 12 millones de euros. Como en todas las obras, se van a producir cortes viarios y molestias, por las que pedimos disculpas y paciencia. Vila-real, a pesar de todo, no dejará de avanzar.

*Alcalde de Vila-real