No sé a ustedes, pero para mí la Navidad siempre ha sido sinónimo de revolución. Cuando era niño, las fiestas no solo rompían con la rutina del colegio o el instituto, sino que además venían acompañadas de la magia de los regalos. Ahora como padre, son dos pequeñas las que traen la revolución a casa, ilusionan con su inocencia y desbordan con su energía.

24 horas dedicadas a disfrutar de unas fechas en las que hacemos balances pero también escribimos nuestros deseos. Escribir la carta a los Reyes Magos es toda una tradición que este año no podía faltar. Pero como les digo a mis hijas, hay que ser racional, fijar objetivos y descartar lo que en realidad no necesitamos.

ES QUIZÁS un buen ejemplo de lo que Burriana necesita. Esta ciudad magnífica que tenemos el privilegio de compartir es un excelente objetivo que merece establecer prioridades para atender necesidades y trabajar por el futuro.

Un guion que defina qué queremos para Burriana y que no dé tumbos ni titubeos que solo nos hacen perder músculo en un mercado competitivo. He crecido en Burriana, mi familia y mis amigos forman parte de ella y mis hijas crecen en esta tierra de oportunidades que se abrió al mar con el objetivo de ambicionar un mañana próspero y creciente.

Es el que debemos definir para Burriana. Establecer sus objetivos, los que toda la ciudadanía demanda, y fijar una hoja de ruta que nos permita salir de un estancamiento que solamente trae pobreza, desesperanza y frustración.

SEAMOS CAPACES, como les digo a mis queridas hijas, de establecer las necesidades y dejar a un lado lo accesorio. Porque Burriana es magnífica y merece un proyecto sólido que defina el futuro que nuestros vecinos merecen.

*Portavoz del PP en Burriana