Estas columnas que durante 15 años estuvieron elaboradas por Lorenzo y mis teclados, no siempre iban apareciendo espontáneamente y por las buenas, ya que la mayor parte de ellas obedecían a una carta que había que contestar, a las sugerencias o avisos de algunos lectores, también, claro, a la cantidad de información que nos iba llegando desde el humo de los barcos.

Husmeando en mi archivo personal se me aparece ahora, una carta escrita a mano, fechada en el Grao de Castellón el 18 de agosto del 2002. La firmaba una muchacha a la que no conozco, pero como pienso ahora que forma parte de la historia de todos nosotros, la reproduzco. Dice:

«Querido Salvador: Quería contarte una pequeña historia sobre la Almadraba. Por los años 50, había una red de pesca fija frente al Voramar que la llevaban los exportadores de pescado. Se llamaba Almadra Calabardina y estuvo funcionando bastante tiempo, hasta que la dejaron porque no era rentable. Te lo cuento por si te sirve de referencia. También recordarte tus crónicas de ciclismo, ya te seguía. Yo tenía un novio ciclista y en una ocasión escribiste sobre él. Todavía guardo el recorte de los años 56 ó 57 y quería decirte que te sigo leyendo todos los días. Con afecto, Mary (No te pongo mi apellido porque no te diría nada)».

La verdad es que todavía no puedo imaginarte, Mary, quién eres tú. Pero te demuestro ahora que quedé contento y emocionado en aquellos días. La prueba es que guardé tu escrito con cariño.

Otra sugerencia de las que me llegaban era una en la que, el autor o autora me recuerda que dice una vieja leyenda que cuando un humano acoge y protege a un animal has su muerte, un rayo de luz guía su vida para siempre. Y me recordaba que yo debía hablar también en estas páginas de ello, de los animales domésticos, tan cercanos a tantísimos seres humanos.

Bueno, pues habrá por empezar a recordar que el día 4 de octubre de cada año es el Día Mundial de los Animales. Es la fecha en que se celebra la vida animal en todas sus formas. Y el 4 de octubre de 1929, en Viena, la Organización Mundial de la Protección Animal anunció que la fecha sería la oficial. Más tarde, en 1980, Juan Pablo II declaró a Francisco de Asís patrono de los animales. Y los ecologistas, muchos al menos, aprovechan este día para organizar ritos de bendición a perros, gatos y otras especies, tanto en iglesias como en parque públicos.

Como decía Anatole France: «Hasta que uno no ha amado a un animal, una parte del alma sigue sin despertar».

Todos sabemos que nuestros animales son confiados, afectivos y muy fieles. Pilar Ana me decía que ama mucho a los animales especialmente a los inolvidables Penny y Carlota. Y que vivir con un perro te cambia la vida. Y que no solo es una gran responsabilidad, sino que es una fuente inagotable de enseñanzas y bienestar.

Cada día, mientras a la orilla del mar construyo mis torres y castillos de arena, veo pasear felices a muchos perros con sus dueños, más felices todavía. Y he visto a Rocky, el que se ha convertido en parte de la familia de Elisa Gil Gasset, que hace las delicias de todos sus nietos.

Es común que los que han compartido su vida con un perrito del alma, hayan tenido la sensación de que en verdad parece que entiendan lo que les decimos. Y es muy importante tener en cuenta el tono de voz con la que les hablamos. Y nuestra capacidad de comunicación con nuestros animalitos llega a ser sorprendente. Por ejemplo, Ampy podría contar una historia preciosa de Hachiko, un perro japonés, de raza Akita, recordado por su lealtad a su amo, un profesor de la universidad, a la que iba y venía en tren desde su residencia. Y el perro iba y venía también a la estación de ferrocarril para esperarle. Como esperan a Ampy en la ventana Gala, Yoto y Gina.