Galicia y Euskadi han vivido el último fin de semana electoral antes de la cita de los comicios autonómicos del próximo domingo. Unas elecciones aplazadas ya por la pandemia y que se celebran ahora, pero que no podrán escapar de la influencia del coronavirus, como recuerdan los numerosos rebrotes y entre ellos el confinamiento de los 70.000 habitantes de la comarca lucense de A Mariña.

El nivel de la abstención por el covid-19 es casi la única incógnita tanto en Galicia como en el País Vasco, con encuestas coincidentes en las dos comunidades. En Galicia, todos los sondeos pronostican la cuarta mayoría absoluta de Alberto Núñez Feijóo, que, según el GESOP, obtendrá entre 41 y 43 escaños (ahora tiene 41), a mucha distancia del PSOE (entre 15 y 17, desde los 14 actuales), con una resurrección del nacionalismo gallego del BNG, que pasaría de 6 a 14-16, y el hundimiento de las mareas y Podemos (de 14 a 2).

En Galicia y en Euskadi, donde se da por descontado el triunfo del PNV, se ponen a prueba los grandes partidos españoles, por lo que los resultados tendrán repercusión en la política de ámbito estatal. El PSOE y Unidas Podemos serán juzgados, entre otros motivos, por su gestión de la pandemia desde el Gobierno y no parece que los socialistas vayan a ser reprobados porque en ambas comunidades las encuestas les otorgan un ligero aumento. Lo contrario que a Podemos, que retrocede algo en Euskadi y casi desaparece en Galicia, aunque en este caso por problemas internos.

Más trascendencia pueden tener los resultados para el PP y sobre todo para su líder, Pablo Casado. Si la victoria del PP blando de Feijóo se combina con una clara derrota del PP duro de Carlos Iturgaiz, que baja en los sondeos de 9 a 5-7 escaños, la mezcla puede resultar explosiva para Casado, pese a la moderación que ha mostrado en Galicia y a sus intentos de apropiarse de la política de Feijóo. El fracaso en Euskadi sería aún mayor porque el PP se presenta aliado con Ciudadanos, aunque sus diferencias sobre el concierto vasco emergieron en el mitin conjunto de este domingo junto al árbol de Gernika. Mientras Casado defendió el concierto, Inés Arrimadas ni lo mencionó. Casado se juega parte de su liderazgo en Galicia y el País Vasco.