Desde hace un tiempo el debate político y social sobre el estadio Castalia está presente en las redes sociales y en los medios de comunicación. El ascenso de categoría del CD Castellón ha puesto en primer plano la necesidad de adecuar las instalaciones a la nueva realidad y a las exigencias de seguridad e higiene que reclama la afición. Las lluvias caídas esta semana, de hasta 88 litros por metro cuadrado en algunos puntos de la ciudad, han insistido aún más en esa necesidad de actuar en el estadio, inaugurado en 1987, que en las anteriores etapas políticas no mereció la atención que requería.

Este gobierno municipal es consciente de la situación. No somos como los anteriores responsables políticos, que se hacían fotos mediáticas con la bufanda albinegra al cuello al lado del Bigotes, pero de inversiones, ni un céntimo. Por eso, propuse al equipo de gobierno que se destinara un millón de euros a la reforma del Castalia. Queremos que el Castalia sea el escenario perfecto para el sueño colectivo de la ciudad y estamos trabajando para ello. Invertiremos lo necesario para que el estadio cumpla los requisitos de seguridad para la afición, los jugadores y los trabajadores, con el objetivo principal de que el Castalia sea un icono del mejor deporte de Castellón.

Pero las cosas no se solucionan tan fácilmente. Puedo comprender las críticas de una parte de la afición, porque están reclamando con sensatez lo que se debió reclamar hace 10 años, pero no entiendo, y así lo quiero expresar también, la acritud de algunos aficionados, que atacan al Ayuntamiento, y en especial a la alcaldesa, sin más argumento que la visceralidad y la falta de respeto personal. No me gustaría pensar que en el fondo de todo haya un sustrato político y electoralista, una campaña perfectamente orquestada para desgastar al equipo de gobierno y sacar alguna rentabilidad futura.

Precisamente para evitar la politización improductiva, se constituyó una comisión con los cinco grupos municipales con representación municipal para tratar de unificar criterios y actuar de forma solidaria ante el problema, porque pensábamos que era necesario aparcar el partidismo y el electoralismo, pero la actitud de determinados grupos de la oposición no ha sido la esperada y se ha preferido la actitud de brazos cruzados, pensando que “cuando peor para todos, mejor para mí”. Aun con todo, el Gobierno sigue trabajando. Hemos recibido las demandas del club y se está avanzando en los proyectos técnicos para tramitar la contratación de las obras e iniciar ya las reformas.

El Ayuntamiento ha tratado, trata y tratará siempre de defender el interés general por encima de otras consideraciones. En la memoria colectiva tenemos muy frescas las imágenes de las directivas anteriores, que vinieron a desballestar el club y hacer caja y casi lo llevan a la desaparición. Queremos confiar en la nueva etapa, con una relación seria, de entendimiento y consenso, en la que cada parte asuma su cuota de responsabilidad. Por el camino del diálogo y del acuerdo, sin polémicas estériles que no favorecen nada.

Porque nos une el mismo sentimiento: el CD Castellón.

*Alcaldesa de Castellón