En el último mes crecen, desde distintos entornos, las voces que alertan sobre la posibilidad real de una desaceleración global del crecimiento económico en el presente año dos mil diecinueve y que podrá ser más severa en dos mil veinte.

Diferentes organizaciones internacionales advierten que la incertidumbre genera una coyuntura poco favorable para el normal desarrollo del comercio a nivel mundial, que afectará al conjunto de la economía y, desafortunadamente, se notará más intensamente en la zona euro.

Las previsiones de crecimiento para la zona euro han sido revisadas a la baja. La OCDE la sitúa en el entorno del 1% para 2019, cuando la previsión anterior era del 1,8%. La propia Comisión Europea también lo hace pasando del 1,9% al 1,3%. La previsión para España es más positiva, el crecimiento de nuestra economía será superior, entorno al 2 por ciento, pero sin duda nos veremos afectados.

Tampoco han sido buenas las cifras del paro registradas en nuestra Comunidad en el mes de febrero. Los datos evidencian claros síntomas de ralentización y, en este caso, nuestros registros son peores que la media nacional. Alicante es la única de las tres provincias en la que en el mes de febrero ha descendido el paro en términos mensuales. Por el contrario, en Valencia y, con más intensidad en Castellón, el paro ha subido. Por ello, desde la CEV, insistimos en la necesidad de intensificar las políticas que favorezcan la actividad empresarial y nos ayuden a combatir, con eficacia, las tasas de paro.

Nuestras empresas necesitan aumentar su capacidad de competir, solo así podremos contribuir al crecimiento y desarrollo sostenible de esta Comunitat y por extensión del país. Pero ¿cómo lo hacemos? La clave no es única.

Es imprescindible que la Comunitat Valenciana siga siendo atractiva, incentive la creación e instalación de nuevas empresas en nuestro territorio y se mantenga como foco principal de actividad comercial en España y en Europa.

Es necesario apostar por la innovación, la investigación y la formación. En Castellón, el pasado 5 de marzo, tuvimos la oportunidad de recibir a los técnicos y responsables de la Agencia Valenciana de la Innovación (AVI), entidad con la que la CEV colabora activamente, para exponer la forma en la que están trabajando en distintos proyectos encaminados a ayudar, incentivar y reforzar la innovación en la Comunitat Valenciana. Con la AVI coincidimos en la necesidad de fomentar y conectar el gran conocimiento que atesoramos en nuestras universidades y centros tecnológicos con el potencial de las empresas de Castellón.

El diálogo social tiene que convertirse en el principal instrumento para llegar a consensos duraderos. Del mismo modo que es importante alcanzar una estabilidad política que marque caminos seguros y fiables en materia de financiación y presupuestos.

También las infraestructuras serán determinantes para que nuestras empresas puedan competir con garantía en un plano de igualdad dentro de la Unión Europea. En este sentido la provincia de Castellón tiene un innegable potencial, que estamos obligados a convertir en realidad en el plazo más corto posible. Es nuestro reto y nuestra obligación para asegurar el futuro. Tenemos proyectos en la provincia definidos y completamente consensuados, incluso algunos de ellos con la necesaria financiación comprometida, tanto pública como privada, pero que no llegan con la velocidad deseada. Agilicémoslos.

Mientras caminamos, aunque a un ritmo demasiado lento, hacia la consecución de los proyectos básicos que enlazarán Castellón y nuestra Comunidad con Europa, fundamentalmente los ejes Mediterráneo y Cantábrico-Mediterráneo, el desarrollo de nuestras zonas logísticas, la estación de mercancías, las plataformas intermodales, los polígonos industriales y sus comunicaciones por carretera no admiten demora.

Urgen la plataforma logística de Castellón, que incluye la nueva estación intermodal, el acceso definitivo por ferrocarril y viario a la Dársena Sur del Puerto de Castellón desde la nueva estación de mercancías y la CS-22, así como la necesaria conexión de esta CS-22 con la CV-10/A-7. Todo ello complementado con el desarrollo, ya en el interior del Puerto, de la red ferroviaria de la Dársena Sur y su conexión con la Dársena Norte, así como la consolidación de las distintas parcelas para almacenamiento en la propia zona Sur y sus viales de conexión.

No podemos renunciar, tampoco, a la vertebración de nuestra provincia. Debe conectarse la autovía CV-10/A7 con la provincia de Tarragona hasta la A-7 catalana en l’Hospitalet de l’Infant, de forma que se quedara la N-340 como vía para tráfico local, la actual AP-7 como vía de tráfico de agitación y la nueva A-7 -por conversión de la CV-10 en A-7- como vía de tráfico de largo recorrido, que, a su vez, mejoraría también los enlaces de la red local, permitiendo el desarrollo turístico e industrial, además de mejorar el servicio a la sociedad residente en la zona, del Alto y Bajo Maestrat y, por tanto, también de Els Ports, que, de lo contrario, quedarán definitivamente aislados. La anunciada liberalización de la AP-7 a partir del 31 de diciembre de este año no puede enterrar los proyectos de la CV-10, pues tampoco esta AP-7 podría absorber todo el tráfico que ahora se reparte entre la CV-10 y la N-340.

En el norte también se debe actuar de forma decidida y definitiva. Creemos una zona logística en conexión con el área de Benicarló y el Puerto de Vinaròs y completemos el desdoblamiento de la nacional 232 en todo su trazado, uniendo de manera segura Zaragoza con Vinaròs, llevando la A-68 hasta el Mediterráneo.

Actuaciones como éstas favorecerán no sólo la actividad industrial en Castellón, sino que repercutirán en beneficio de otros sectores tradicionales generadores de riqueza, como el turismo y la agricultura.

Es el momento de dar el impulso definitivo que convierta los proyectos pendientes en realidades que garanticen el futuro. No perdamos de vista el entorno en el que trabajamos, sumemos esfuerzos y no dejemos pasar oportunidades. Nos jugamos mucho.

*Presidente de CEV Castellón