A lo largo de los años de gobiernos del PP, Castellón experimentó un crecimiento económico y social de tal magnitud que si observan fotografías de los 90 les costará reconocer la ciudad en la que vivimos hoy. Castellón sufrió la mayor de las transformaciones con el diseño de una trama urbana, y la ejecución de incontables obras que hoy son iconos indiscutibles. La Universitat Jaume I, el soterramiento de las vías del tren, los Planes de Actuación Urbanística (Censal, Lledó…), el Auditorio y Palacio de Congresos, el encauzamiento del río Seco, el Parque Litoral, la plaza del Mar en el Grao, la ampliación del Puerto y los accesos, nuevos colegios como el CEIP Benadressa, centros de salud como Fernando el Católico y cientos de actuaciones mas.

Pero hoy gobierna la izquierda y, desde entonces, Castellón parece sumida en una especie de mannequin challenge… porque Castellón ha quedado congelada. Por citar un ejemplo, en 3 años no han construido ni un solo metro de carril bici ni de autovía, ni un solo colegio y lo único que han podido inaugurar fue una obra iniciada por el PP, el edificio del Menador. Y ahora plantean un nuevo Plan General de Urbanismo que nos va a hacer retroceder en el tiempo, que frena el crecimiento, ya que convierte casi la mitad del término municipal en suelo protegido, y que no soluciona problemas acuciantes como el de la Marjalería. El PGOU de Amparo Marco reduce un 70 % el suelo urbanizable y reduce también el industrial. ¿Acaso no queremos que vengan empresas y nuevas oportunidades? Porque eso precisamente se traduce en puestos de trabajo que tanta falta hacen. La sostenibilidad del territorio no está reñida con el crecimiento, pero esto parece no entenderlo la izquierda empeñada en seguir echándonos el freno. Con este nuevo plan que auguro no tendrán aprobado esta legislatura, Castellón, en lugar de avanzar, retrocede como los cangrejos.

*Portavoz del Grupo Municipal Popular en Castellón