Lejos de lo que fue el boom previo a la crisis --y así debería seguir para evitar hundimientos como el vivido--, la compraventa de vivienda resurge por fin en la provincia de Castellón. Si los datos de meses precedentes mostraban ya un cambio de tendencia, el ritmo del segundo trimestre del año es el tercero más elevado en el conjunto de España, por detrás solo de Alicante y Málaga, de manera que, con 4,1 operaciones por cada mil habitantes y un total de 2.331 casas comercializadas, casi un tercio más que en el mismo periodo del año anterior, el sector consigue el mejor dato de los últimos diez años, desde la caída en picado a partir del 2008, cuando comenzó la dura recesión.

Estos son los principales números que ofrece el informe del Colegio de Registradores, que revelan, además, un incremento relativo del 29% en el número de compraventas castellonenses entre abril y junio, con respecto al mismo periodo del ejercicio anterior.

Por su parte, Francisco Nomdedeu, presidente del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de Castellón, que agrupa a los profesionales que operan en el día a día del mercado inmobiliario a pie de calle, sitúa como principal razón para este renovado interés en adquirir casas en la provincia que los precios crecen menos aquí que en otras ciudades de mayor tamaño, por lo que continúan como «interesantes». La apertura a una mayor financiación por parte de la banca y la hucha que algunos inversores han hecho son elementos que favorecen, junto a las razonables cotizaciones del mercado, a dibujar un escenario en el que parece que el momento de volver a comprar ladrillo ha llegado. El claro tirón del litoral y las viviendas vacacionales es un dato más que anima a la economía castellonense en estos momentos.