No es nada nuevo en el marco de una crisis sin precedentes para el sistema económico y productivo tal y lo conocíamos hasta el momento, la generada por el covid-19. Pero sí crece en intensidad. Se trata de la alerta de las empresas castellonenses por los efectos de la pandemia que, según los resultados de la encuesta realizada por la patronal CEV, amenaza con destruir la mitad del empleo en la provincia si no llega pronto una remontada.

Los resultados de la consulta también indican que el 84% de las pymes teme por la supervivencia de sus negocios en el caso de que la situación se alargue en el tiempo, y que tres de cada cuatro encuestados consideran que las medidas adoptadas por el Gobierno en relación a esta crisis de la covid-19 son malas o muy malas.

Esta es, precisamente, una de las claves, la del escaso impacto de las muchas ayudas anunciadas para el tejido productivo y los servicios, que deriva en un creciente clamor por un apoyo decidido de la Administración en forma de liquidez, que llegue a más empresas y sin farragosos procedimientos burocráticos. Un clamor que tiene un arraigo claro en el principal sector exportador y motor económico de Castellón, el azulejo, ya en marcha, pero con un 60% menos de pedidos en una cartera que se hunde sobre todo en el mercado nacional, pero también decae en el exterior. En el caso del turismo, otro eje de la actividad en la provincia, a todo lo dicho se suma la necesidad que expresa el presidente de Ashotur, Carlos Escorihuela, de una vuelta a la acción lo antes posible, con todas las medidas sanitarias precisas, pero pronto, para evitar daños que pueden ser irreparables.