Espadilla es un pequeño municipio al sureste de la comarca del Alto Mijares. Apenas viven poco más de una treintena de vecinos en invierno, casi todos jubilados. No hay guarderías, ni escuelas porque la demanda no existe.

Tener hijos es simplemente una utopía. Nadie quiere vivir allí. Nadie está dispuesto a formar una familia en un entorno con pocas o nulas oportunidades laborales y con unos servicios que parece que se hayan estancado en el siglo pasado.

NO HAY COMERCIOS, solo hay un bar y el servicio médico es de paso. Pero aún así sus habitantes mantienen el espíritu y la ilusión. Sus rutas, sus paisajes, sus fuentes y sobre todo el agua cristalina de sus ríos Mijares y Chico hacen de este pueblo un pueblo especial y con encanto que son plena ebullición durante los meses de verano.

El objetivo, sin embargo, debería pasar por que esta multitud traspasara también la frontera del calor, las vacaciones y las fiestas populares.

Ese es nuestro reto. Convertir el Castellón vacío en un Castellón vivo. Un reto que debe ser de todos para todos y sin distinción de colores, partidos, gobiernos o administraciones.

Acabar con la España Vacía depende de un acuerdo de máximos y no de mínimos. Es una cuestión de Estado. Llegamos tarde pero estamos a tiempo de frenar la fuga y revertir las oportunidades perdidas en un país que ha mirado hacia otro lado ante un problema que se ha convertido en una urgencia por la inacción política de años de bipartidismo.

Hace falta una reforma de calado y de manera coordinada. En Ciudadanos lo tenemos claro y por eso, forma parte de las diez medidas que apostamos para ese gran pacto que haga que España y Castellón se pongan en marcha y avancen hacia el siglo XXI.

DE LOS 135 municipios, 86 cuentan con menos de 1.000 habitantes y tres comarcas, Els Ports, Alto Maestrazgo y Alto Mijares, se encuentran en riesgo severo de despoblación. Y es que estamos ante el pez que se muerde la cola. Sin trabajo, no hay oportunidades y sin oportunidades no hay servicios ni mejoras en las comunicaciones. No podemos construir la casa por el tejado.

Ahora que la despoblación ya está en mayúsculas en la agenda provincial, autonómica y nacional, hay que ponerse en marcha. Los titulares, las promesas y las buenas intenciones tienen que traducirse en propuestas prácticas y tangibles. Los alcaldes, alcaldesas y vecinos deben dejar de sentirse solos en su lucha y deben notar que cuentan con el apoyo de sus compañeros de otras instituciones.

El 10-N será una fecha decisiva para el futuro de estos pueblos en peligro de extinción. El desbloqueo de España significará también el desbloqueo de una urgencia que no puede esperar más porque esperar puede significar la desaparición. Y nadie queremos eso. Hay que apelar a la responsabilidad y ser útiles para los españoles, valencianos y castellonenses porque si algo queremos todos es un Castellón vivo.

*Portavoz de Ciudadanos en la Diputación y concejala en el Ayuntamiento de Benicàssim