Anochece en París, es el jueves 24 de agosto de 1944. El teniente Amado Granell, de la 2ª División Blindada, entra por la puerta principal del Hôtel de Ville, donde es recibido por el Prefecto del Sena. Tras intercambiar saludos franquean la Sala de Presbíteros, así como otras dependencias. Ambos tienen prisa, pero el oficial nacido en Burriana no puede evitar, admirado, detenerse unos instantes ante la estatua de Juana de Arco . La emoción está a flor de piel. Ambos coronan la escalera monumental que les conduce a la primera planta y, apremiando el paso, llegan a un pequeño despacho en el que están reunidos el presidente del Consejo Nacional de la Resistencia, George Bidault , y el jefe en la capital de las Fuerzas Francesas del Interior, el coronel comunista Henri Rol-Tanguy , veterano de las Brigadas Internacionales que participaron en la Guerra Civil española. La sorpresa de las autoridades francesas es mayúscula al observar que el militar que en ese momento representa la liberación es español. Las campanas de París comienzan a repicar al unísono. La noticia de la llegada de los libertadores corre como reguero de pólvora, sin embargo los alemanes, que cuentan con doce mil soldados bien pertrechados, no se han rendido. Las siguiente horas serán decisivas y Granell asume el mando militar de la plaza, hasta la llegada del grueso de las fuerzas de la Francia Libre, al mando del general Leclerc . Mañana se cumple el setenta y seis aniversario de la efemérides que simbolizó el principio del fin del nazismo.

El castellonense Amado Granell no es por casualidad el primer oficial del Ejército de la Francia Libre en llegar al ayuntamiento de París. Desde el desembarco de la División Leclerc en Normandía, apenas unas semanas antes, Granell dirige La Nueve, compañía integrada en su mayoría por españoles ex combatientes republicanos---de ahí el nombre de la unidad---y cuyo capitán francés carece de la experiencia del teniente español, fogueado en la guerra colonial de África y en la Guerra Civil, contienda esta última en la que llegó a mandar una división con el empleo de mayor del Ejército Popular de la República. La Nueve, debido a la efectividad combativa de los españoles, es la punta de lanza de la 2ª División Blindada. Granell comanda a sus hombres en la primera línea de fuego, cosechando menciones y condecoraciones por acciones en combate. Sobresaliente historial militar que le vale la concesión de la Legión de Honor. La liberación de París es más una operación política que militar, los generales norteamericanos desean embolsar la capital y seguir avanzando hacia Alemania. Pero De Gaulle no puede perder la ocasión de entrar en París con sus tropas, los franceses tienen que ser los libertadores. Y así ocurre, pero los primeros en llegar son los soldados españoles a bordo de vehículos rotulados con nombres como Don Quijote, Brunete, Teruel, Guadalajara. Entonces Leclerc sabe que los españoles no se detendrán ante nada y por eso los manda de avanzadilla, sin un plan premeditado, simplemente con una orden ambigua a Granell «directo a París, a ver qué pasa». Y lo que pasa es que no se detienen hasta llegar al ayuntamiento. Claro que el mundo no puede saber que, en realidad, los primeros efectivos que simbolizaban el triunfo de la Francia Libre son combatientes españoles bajo el mando de un oficial español. El Estado Mayor de De Gaulle considera que la jugarreta histórica es preciso subsanarla, así pronto desaparece el rastro de los verdaderos libertadores, para tranquilidad del chovinismo galo. Todavía hoy permanece oculto el verdadero papel de los españoles en la liberación de Francia. Hace unos años visité el Memorial Leclerc, en Montparnasse, y con indignación escribí una protesta en el libro de visitas, al comprobar la desaparición de cualquier vestigio que pudiera acreditar el relevante papel de los miles de combatientes españoles que contribuyeron a acabar con el nazismo y el fascismo.

Finalizada la II Guerra Mundial, el general De Gaulle ofrece a Amado Granell la posibilidad de continuar en l’Armée con el grado de comandante, para lo cual debe renunciar a la nacionalidad española. La respuesta del castellonense es rotunda: «Francia es mi novia, pero España es mi madre y no puedo renunciar a ella». Tras rechazar un medio de vida seguro, el héroe de la liberación se queda en París, iniciando una notable actividad política que lo lleva a convencer al ex presidente del Gobierno de la República Española, Largo Caballero , para iniciar conversaciones con Don Juan de Borbón , a fin de llegar a un acuerdo entre socialistas y monárquicos que pueda forzar a los Aliados a derrocar a Franco . Granell viaja a Lausana y el 31 de enero de 1946 mantiene una entrevista con Don Juan de Borbón. En carta desde Suiza, el mismo día del encuentro, Granell transmite a Largo Caballero la magnífica disponibilidad de su Alteza Real. En los dos meses siguientes el castellonense visita Londres y Lisboa, ciudades en las que mantiene reuniones con representantes de la Corona en el exilio. Entre tanto muere el líder socialista y Granell convence a Indalecio Prieto , entonces en Méjico, para que coja el testigo de las negociaciones. Prieto dice sí y se traslada a Francia. Durante más de dos años se suceden los encuentros con los monárquicos, hasta que el 25 de agosto de 1948 Franco y Don Juan pactan, en el yate Azor, que Don Juanito , Príncipe de Asturias, reciba en España la educación que merece un heredero de la Corona. Ese pacto inesperado es el principio del fin del imposible proceso de otorgar a los españoles un sistema democrático basado en la Monarquía e inspirado en el modelo del Reino Unido. Cansado y desilusionado de la política, Amado Granell decide volver a la patria en 1952, siendo acogido junto a su familia en Santander, donde el entorno de Don Juan le consigue empleo. Dos años después protagoniza un escándalo familiar al fugarse con la mejor amiga de su hija mayor y se establece en Alicante como anónimo comerciante de electrodomésticos. En 1972 sufre un accidente de tráfico en el término de Sueca y fallece en el acto. Ironías de la vida, tras salir indemne de tres guerras, el héroe castellonense pierde la vida al estrellarse contra un muro rotulado: Cafés Granell . H

*Periodista y escritor