Qué estéril resulta creer en los políticos. Dicen, prometen y luego se olvidan. Es lo que deben pensar muchos vecinos de l’Alcora cuando salen a la calle y tropiezan con una baldosa mal sellada, cuando farolas y papeleras se sujetan con bridas, cuando las zonas ajardinadas carecen actualmente de mantenimiento o las calles están sucias, cuando acudes al parque y tu hijo no puede subirse al columpio porque sigue pendiente de reparación...

Podríamos seguir con una larga lista de promesas incumplidas, porque cada uno tiene las suyas, pero el resultado será el mismo. L’Alcora está en manos de un gobierno que sufre ceguera. Ha perdido la visión de la calle, el contacto con el vecino, ha olvidado las promesas. Porque PSPV y Compromís se embarcaron en un proyecto que debía garantizarles una página en la historia de nuestro pueblo y dejaron a un lado a las personas. Las familias de la urbanización El Pantano bien saben de compromisos incumplidos. Un parque infantil que desde hace años está en precario sigue sin recibir una inversión mínima que al menos ofrezca garantías de seguridad a quienes todavía desean jugar al baloncesto o delsizarse por el columpio.

Tres años desde que un Víctor Garcia, libreta en mano, apareció por el residencial para garantizar mejoras para el entorno. Era entonces candidato de Compromís. Porque luego, como alcalde, les dio la espalda. Y esa misma respuesta es la que está dando Samuel Falomir desde la presidencia del ayuntamiento. Ahora le toca al PSPV olvidar a los vecinos. Aquellos con los que se comprometió a renovar un parque infantil que hoy sigue siendo emblema de una política cegada por un proyecto faraónico, el de la Real Fábrica de l’Alcora, que ha dejado en la cuneta al pueblo, del que el Desacord de Progrés ya no se acuerda.

*Concejala del PP en l’Alcora