Parece un chiste, pero cuando todos los españoles estuvimos pegados a la televisión viendo la intervención bochornosa a la que nos sometió Pedro Sánchez en el debate de investidura, se me vino a la cabeza el famoso reclamo para pasar una noche entretenida «cena con espectáculo». Una ya duda hasta de lo que está viendo y escuchando: parecía una actuación de varietés, de esas de antes, desde luego poco apropiada teniendo en cuenta que nos jugamos el futuro de nuestro país, España. Definitivamente, no hay duda, hemos perdido el norte.

Pudimos escuchar, entre otras afirmaciones, al señor Sánchez decir en referencia a Cataluña que hay que «devolver a la política un conflicto político» y «retomar la única vía posible: la política, retomar la senda de la política, dejando atrás la judicialización del conflicto y la deriva judicial que tanto dolor y tanta fractura ha causado en buena parte de la ciudadanía catalana y española».

También aseguró que «la ley por si sola tampoco basta» y que «existe un conflicto político que tenemos que resolver» y anunció que «voy crear una mesa de diálogo bilateral entre el Gobierno de España y el Gobierno de la Generalitat de Cataluña».

Además, se refirió a nuestro país como «España federal» y manifestó que somos un país en el que se han desarrollado «identidades nacionales».

Sánchez definió como «zancadillas» las decisiones de la Junta Electoral Central, unas decisiones amparadas por la Ley Orgánica de Régimen Electoral General (LOREG) y que se derivan de una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. De esta forma se situó del lado de un condenado por desobedecer las leyes y no del lado de la ley y la convivencia.

Es evidente, que las afirmaciones realizadas por Sánchez y diversos apartados de los acuerdos firmados por el PSOE reflejan ciertos compromisos que, en el mejor de los casos, entran en flagrante contradicción con lo establecido en nuestra Constitución y que no es más que una subasta en toda regla de nuestro país.

Es preocupante que Sánchez, por mantenerse de inquilino en la Moncloa, se haya plegado a los intereses políticos de aquellos que quieren romper España como ERC EH-Bildu y el PNV, exigiendo en el debate a que en la mesa bilateral «se hable de todo» y eso abarcaría la «amnistía» de los presos del procés y la «autodeterminación».

Y ANTE TODAS ESTAS intervenciones, el PSOE y Pedro Sánchez guardaron silencio y no defendieron de manera inequívoca a su Majestad el Rey, nuestro Estado de Derecho, nuestra Constitución ni nuestra democracia.

No podemos blanquear ni a los rupturistas, ni a los que siguen defendiendo a los asesinos de ETA: este es un gran país que necesita políticos a la altura, que miren al futuro y que generen riqueza y oportunidades. Me da a mi que esta «cena con espectáculo» nos va a dar resaca a todos los españoles. Estoy segura.

*Diputada provincial del PP