Hay quien piensa que el éxito se consigue con la división y está muy equivocado. Ni en lo económico ni en lo social fraccionar significa mejorar. Por eso, esa corriente de divergencias por la que ha optado la Generalitat en el tema turístico no nos favorece a nadie.

Benicàssim es una “ciudad de festivales” de facto, hace más de 20 años. Generar más marcas no mejora la situación ni la organización de macroeventos que den progresión al turismo y seguridad a los organizadores y asistentes.

Si la Generalitat Valenciana de verdad quiere apostar por los festivales, no tiene que crear un logotipo, sino impulsar medidas administrativas y técnicas que resuelvan las grandes carencias legales que se están poniendo de manifiesto y que han estado a punto de impedir la celebración de algún macroevento ya en la provincia.

Además, también es mejor aportar patrocinios y apoyos estructurales que hacer grandes discursos. Los logotipos están muy bien, pero con eso solo no se consigue garantizar que el FIB, que ahora comienza y que mueve a más de 30.000 personas cada día, o el Rototom, que supera incluso esas mismas cifras, se consoliden en nuestra economía local y provincial.

Ni, por supuesto, que podamos con total certeza jurídica ser polo de atracción de nuevos eventos. H

*Alcaldesa de Benicàssim