A diferencia de lo que muchos piensan, la alopecia --que presenta más de un centenar de tipos distintos-- puede tener solución siempre que se trate de manera precoz y a través de mecanismos científicamente probados, en especial la que es hereditaria: medicamentos que evitan la acción hormonal o abren los vasos sanguíneos, o tratamientos con láser de baja potencia. Aunque es verdad que la mayoría de los casos de éxito se dan en clínicas privadas porque la sanidad pública se centra en la orientación y no en las terapias complementarias. Bien es cierto que no existe un remedio milagroso y menos aún si la calvicie ya es avanzada, pero el problema auténtico reside en la voluntad de conservar o ver crecer el pelo en base a métodos acientíficos que se practican en centros no regulados, tanto en Turquía, una meca de los trasplantes, como también en España, en clínicas de bajo coste.

Médicos sin experiencia o simplemente técnicos de aparatos de implantes, que ofrecen soluciones mágicas a bajo precio, proliferan hasta tal punto que la Sociedad Internacional de Cirugía de Restauración del Cabello ha tomado cartas en el asunto para denunciar unas prácticas que no solamente producen lamentables resultados estéticos sino que amenazan al paciente, con infecciones y otros problemas médicos de calado. Se impone la lucha contra el fraude y contra la oferta de una panacea que no es sino engaño, como en otros casos recientes que afectan a la salud.