Si he de ser sincera, no he tenido ni tengo gran empatía con el ministro de Economía, Luis de Guindos. Le considero, cualidades profesionales aparte, como una persona egocéntrica y ufana de si misma. La gota que ha colmado el vaso ha sido la carta de confirmación que el presidente Rajoy ha enviado al BCE ( Banco Central Europeo), confirmando la candidatura de Luis de Guindos como aspirante a la vicepresidencia de dicha entidad bancaria comunitaria.

Hay varias consideraciones a tener en cuenta. En primer lugar, la estrategia del Gobierno español no ha sido buena. El BCE quiere aspirantes que no ocupen cargos políticos en el momento de presentar sus candidaturas, por aquello de la objetividad e independencia de criterios, y, en el caso de nuestro ministro, éste no quiere renunciar a su cargo hasta estar seguro de que la vicepresidencia es suya, por aquello de que… «el que se va a Sevilla…». Aquí vamos de seguro a más seguro.

Hay ya ciertas reticencias en el seno del BCE. Son necesarios 14 votos de otros tantos países miembros de la UE a favor, para poder ganar el puesto, algo que al Sr. De Guindos le reportaría unos ingresos multiplicados por cinco su salario de ministro, más otras prebendas tales como vivienda, coche oficial, escoltas y dietas. Una perita en dulce como la que le cayó al no menos recordado y repudiado exministro de Cultura Sr. Wert, con su destino en París. A este hay que darle de comer aparte.

PARA DISIMULAR el tema de la paridad, se rumorea que si De Guindos es elegido vicepresidente del BCE, la cartera de ministro de Economía, Industria y Competitividad, la ocuparía la actual ministra de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, Isabel Garcia Tejerina, quien no parece hacerle ascos al tema.

*PSPV-PSOE Castellón