Soy mujer, madre, gano mi sueldo desde los 18 y además de ser portavoz del PP en el Ayuntamiento de Castellón ayudo a mujeres maltratadas en la Oficina de Atención a las Víctimas del Delito, en los juzgados, desde hace más de 15 años. Como cientos de mujeres, participé en la marcha del 25 de noviembre para gritar ni una víctima más. ¡Y llevamos 52! Y mi grupo en el Ayuntamiento apoyamos en el pleno el III Plan de Igualdad entre Hombres y Mujeres de la ciudad, que da continuidad a los dos primeros aprobados en su día el PP.

Lecciones de feminismo, a mí, ni una. Me enerva el postureo en este asunto tan delicado. Esta semana hemos conocido que los escoltas que llevaba la alcaldesa de Castellón, Amparo Marco --que como a sus compañeras ministras tanto les gusta coger la pancarta-- son agentes del equipo Viogen. Es decir, policías locales encargados de la protección de mujeres que sí sufren violencia de género. Restaba así recursos a mujeres que sufren esta lacra, para prestarle a ella un servicio que nada tiene que ver.

Lo que sí le reconozco es rapidez de reflejos, ya que en cuanto lo denunciamos, renunció a la escolta. Pero ustedes tienen que saber que ni su coche oficial son sus zapatos, como decía en campaña, ni ahora quiere asumir el Código de Buen Gobierno que ella misma impuso, y a la primera amenaza se puso escolta. Yo también he sido amenazada en mi propia casa. Y mis compañeros de partido fueron víctimas de escraches en sus domicilios con su familia. Entonces lo justificaban con que era jarabe democrático. ¿Y ahora qué? A la inversa, ya no se ve igual. Pedimos coherencia. Algo que últimamente no va con el partido socialista.

*Portavoz del PP en el Ayuntamiento de Castellón