Dícese lo que vienen sufriendo muchos autónomos y comerciantes hace años por la venta ilegal, más conocida como top manta. Estas mafias que vulneran los derechos humanos utilizando a los vendedores como mercancía han agotado la paciencia de quienes pagan rigurosamente sus impuestos con gran esfuerzo y crean riqueza y oportunidades en nuestro país.

Primero se puso el foco en Barcelona y Madrid, pero lo cierto es que nuestras ciudades más turísticas llevan tiempo luchando contra este fenómeno que lleva más de 23.000 productos incautados este verano. Mi municipio, Benicàssim, Orpesa del Mar, Benicarló, Vinaròs, Alcossebre y Peñíscola son los ejemplos más paradigmáticos. Fue precisamente en la localidad del castillo del Papa Luna donde los negocios dijeron basta. La semana pasada, en una concentración simbólica, los comerciantes mostraron su descontento y decepción ante un problema que está cerrando sus persianas y mermando su capacidad adquisitiva.

ES UNA OBLIGACIÓN de todas las administraciones tomar parte en este asunto y dejar de echar balones fuera. Coordinación y unión para atajar un problema estructural que va más allá de la falsificación de productos o el perjuicio a sectores regulados. Estamos ante grupos delictivos que tratan con personas, por tanto también resulta necesario buscar respuestas sociales. Es decir, no podemos construir la casa por el tejado ni los ayuntamientos pueden hacerse cargo solos.

Para ello, es fundamental apoyar a nuestros agentes y no criminalizarlos. Su labor es clave, pero lo cierto es que no dan abasto y cabría estudiar la colaboración de otros Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado en esta tarea. La Ley de Coordinación de Policías Locales aprobada por el Consell en el 2017 impide contratar a interinos en nuestra comunidad. Y es que no poder contar con los refuerzos habituales de verano está dificultando el doble la labor, si tenemos en cuenta que estos municipios se multiplican en la temporada estival y, como consecuencia, los servicios también.

Asimismo, en una época en que estamos en nivel 4 por terrorismo, se hace más necesario que nunca velar por la seguridad de todos los ciudadanos y la venta ambulante precisamente no ayuda. No ayuda porque en espacios donde hay grandes aglomeraciones como en los paseos de playa, la movilidad se convierte en una actividad de riesgo. Los obstáculos y las mantas complican el paso y en el caso de una emergencia podrían resultar determinantes.

En Benicàssim, mi compañero y delegado del Área de Seguridad Ciudadana, Domingo Lorenzo, ha estado llevando a cabo durante todo el verano, conjuntamente con la Policía Local, actuaciones de prevención, pero no por esta razón hay que bajar la guardia, sino todo lo contrario seguir trabajando y recabando apoyos para frenar este fenómeno cuanto antes.

EN DEFINITIVA, si en la provincia de Castellón queremos mantener y mejorar la calidad de nuestro turismo y seguir atrayendo visitantes, tenemos que cuidar la imagen y, especialmente, a nuestros pequeños comercios que, al fin y al cabo, son el motor de la economía local.

*Portavoz de Ciudadanos en la Diputación y concejala en el Ayuntamiento de Benicàssim