La próxima semana se celebra el día del padre, figura en continua evolución. Es un hecho constatable que los padres de hoy en día no se parecen a los de hace unas décadas. Hasta hace unos años ver a un padre cambiando pañales, jugando en el parque, llevando al hijo al médico o preparando la merienda no era tan habitual como lo es ahora. Si bien los padres de hoy en día están comprometidos en su rol y tienen muchas más muestras de cariño tanto en privado como en público, también es realmente cierto que han perdido autoridad, lo que se conoce como complejo de Telémaco.

La Odisea es un poema épico griego del siglo VIII a. C. escrito por Homero donde se narra la vuelta a casa de Odiseo (Ulises para los latinos) tras la Guerra de Troya, después de 20 años. Telémaco era hijo de Penélope y Odiseo, rey de la isla de Ítaca y causante, con su idea de construir un caballo de madera, de la caída de Troya. Telémaco era aún un niño cuando su padre partió hacia Troya y, en sus 20 años de ausencia, creció hasta hacerse adulto sin la autoridad paterna, por lo que cuando su padre regresó ni siquiera fue capaz de reconocerle. Esta es la idea central que subyace al complejo de Telémaco: la desaparición de la figura de autoridad del padre.

SI EN EL SIGLO pasado, el padre era la autoridad, el que indicaba el camino, el que aconsejaba, el que enseñaba desde atarse los cordones, a afeitarse o hacer el nudo de la corbata, actualmente los jóvenes lo aprenden con un tutorial de internet. Y es que es un fenómeno creciente en este milenio la evaporación no solo de la figura paterna (en algún caso un declive total) sino también de las demás autoridades En definitiva, para bien o para mal, ser padre ya no es lo que era.

*Psicólogo clínico

(www.carloshidalgo.es)