Querido lector:

Nadie duda de que la gestión y el gobierno de las instituciones públicas son bastante más difíciles de llevar a cabo que estar en la oposición. Es lo que estos últimos días ha debido pensar Compromís, un partido que hasta hace poco más de un año había tenido pocas oportunidades de demostrar su labor de gobierno.

Lo digo porque ha habido varios casos de buena y mala gestión en el gobierno y en la oposición a cargo de este partido. Y no me refiero al follón con el comercio en Valencia y Alicante. Me quedo en Castellón.

En el caso de la residencia de mayores dependientes Lledó, la gestión de la Conselleria cuya titular es la líder de la coalición además de vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, está siendo bastante chapucera. La residencia se cierra por deficiencias en el edificio, que precisa remodelación, pero ni los usuarios ni sus familias saben dónde van a ir, los trabajadores se van a movilizar ya el lunes que viene porque ya no se fían de las promesas que les han hecho y el plan de rehabilitación del inmueble anunciado suena más a ganar tiempo que a realizable.

Sin embargo, Enric Nomdedéu, en nombre del bipartito municipal junto a PSPV de Marco, parece haber solucionado con su peculiar forma de gestión el problema de las serenatas de mayo en la capital. No sé si el buenismo conciliador empleado con los grupos, la Policía Local y los vecinos funcionará, pero al menos la tensión entre estos colectivos y el ayuntamiento parece relajarse.

Ya en la oposición, donde Compromís se había caracterizado por realizar una gran labor, ahora que toca gobierno lo tiene más difícil. Y para mejor ejemplo, la metedura de pata de su portavoz en la Diputación, Xavier Trenco, que ha obligado a intervenir incluso a la fontanería nacionalista en el Consell de la Generalitat para desarticular el acuerdo que él había firmado con el PP en la institución provincial en relación a la reivindicación vecinal de Castellón contra la centralización valenciana en materia de sanidad y la pérdida de calidad de la misma... es decir, contra su propio partido. Son cosas de la política.