Estos días se cumplen 608 años del Compromiso de Caspe, una estipulación de índole política que tuvo una gran trascendencia en la Corona de Aragón y singularmente en Castelló. La muerte del rey Martín el Humano sin sucesión en 1410, generó un grave conflicto, pues el monarca en su testamento al hacer manda de sus reinos «a quien tuviera mejores derechos», enfrentó a los presuntos herederos, que se aprestaron a resolver por las armas el pleito.

Seis fueron, en principio, los aspirantes a la corona, aunque, finalmente, el litigio quedó entre el conde Jaime de Urgel, bisnieto de Alfonso IV de Aragón y esposo de Isabel, hija de Pedro el Ceremonioso de una parte y de otra Fernando de Antequera, infante de Castilla, nieto de Pedro IV de Aragón, por su madre Leonor, la regente de Castilla y hermana de Martín el Humano. Castelló y Vila-real tomaron partido por el primero, mientras que Almazora y Nules lo hicieron por el pretendiente castellano. Por otra parte, las más poderosas familias del reino, que, en un momento conflictivo por el bandidaje, andaban «a la zarpa la greña» por conseguir riquezas, dominio territorial y poder, también dividieron su fidelidad. No es extraño que el turbulento conflicto sirviera de base argumental a García Gutiérrez para su drama El trovador, musicado posteriormente por Verdi en una de sus más románticas óperas.

La guerra fue acerba y cruel, por más que, finalmente, la sensatez imperó en los estados de la corona, viendo la crisis económica y demográfica que se cernía. Por medio de un consejo de nueve notables delegados, reunido en la ciudad de Caspe, se decidió el 28 de junio de 1412, la adjudicación del trono a Fernando de Antequera. Con su coronación el nuevo rey entroniza en Aragón la castellana dinastía del bastardo Enrique de Trastámara, quien había sido, precisamente, el penúltimo señor de Castelló.

*Cronista oficial de Castelló