La Comunitat Valenciana navega hacia la deriva con unos marineros avergonzados y llenos de desazón y unos capitanes que generación tras generación han manchado la imagen de esta tierra sin inmutarse.

Tres presidentes autonómicos del PP señalados por la sombra de la corrupción. Al igual que lo están, presuntamente, los actuales partidos del Consell, de PSPV y Bloc, cuyas lecciones de moral han pasado a convertirse en lecciones de cinismo al destaparse que podrían haber copiado el dopaje electoral del PP. Un posible dopaje que se dilucidará gracias a la comisión de investigación.

Pero es que el camino hacia la deriva tiene más factores. En estos tres años el principal condicionante para llegar a buen puerto ha sido la falta de gestión del Botànic.

No se han cumplido casi ninguna de las grandes promesas de campaña ni muchos de los titulares lanzados en este tiempo. Especialmente, preocupante son dos de los pilares fundamentales del Estado de bienestar: la educación y la sanidad.

Marzà ha estado más preocupado por imponer en qué lengua estudiar e impregnar de sectarismo las aulas que por eliminar los barracones. Los datos hablan por sí solos: un 62% sin ejecutar, es decir, 47 millones en el cajón.

En sanidad, Montón se ha dedicado a recortar plantillas, sobrecargar a los profesionales y limitar los recursos en Castellón. Tampoco Oltra ha ejecutado el 65% del presupuesto de violencia de género, que en la actual situación de emergencia es una barbaridad.

Así, tres años después del gobierno del cambio y veinte del gobierno popular, la Comunitat navega a la deriva sin freno y solo puede salvarse por una tripulación limpia y con un proyecto claro y sólido para llegar a puerto.

*Diputada autonómica y portavoz provincial de Ciudadanos