Querido lector:

La deuda de la Generalitat valenciana supera los 43.000 millones de euros. Una barbaridad. El objetivo de déficit marcado para 2015 por el Ministerio de Hacienda se ha superado en cerca de dos puntos en la Comunitat. Otra barbaridad.

Conclusión: la comunidad autónoma valenciana ahora mismo es un estado fallido que no posee recursos propios ni puede acceder a ajenos (más deuda) para sostenerse, para funcionar, para existir tal cual está concebida.

No ingresa lo suficiente por sí misma (vía actividad económica propia y tramo autonómico de impuestos) ni se le transfiere por parte del recaudador (el Estado) la financiación suficiente para prestar los servicios que contemplan sus competencias, léase, sanidad, educación, servicios sociales, justicia,,,, ni para sustentar el propio aparato administrativo. Tampoco los Presupuestos Generales del Estado destinan al territorio valenciano inversiones suficientes que compensen la distrofia económica ni produzcan generación de actividad económica.

Y la vía de financiación externa con su calificación de bono basura le está vetada. Ni si quiera los usureros le prestarían dinero.

Las causas: muchas. Cuatro principales. Por un lado, la crisis económica en general. Por otro: la pésima gestión de los gobiernos anteriores que incluso en las etapas de bonanza económica recurrían a la deuda para funcionar incrementándola hasta límites en que ya no se podía devolver. En tercer lugar, el despilfarro y la corrupción habidas durante esas etapas anteriores que impidieron una gestión adecuada de los bienes públicos. Y cuarta: un sistema de financiación autonómica que ha castigado a la Comunitat Valenciana durante casi dos décadas impidiendo el equilibrio, junto con una discriminación evidente durante ese periodo en inversiones públicas productivas por parte de los diferentes gobiernos.

Solución: si las tres primeras causas ya no tienen remedio hay que actuar sobre la cuarta. Lo malo es que con la incertidumbre política nacional... a saber cuándo.