A diez días de la constitución del Parlament surgido de las elecciones del 21-D, lo único seguro es que Catalunya sigue instalada en la incertidumbre. Lo demás son incógnitas. Las principales consisten en saber cómo se constituirá la Mesa de la Cámara, quién la presidirá y qué candidato del bloque independentista se someterá a la investidura como president de la Generalitat. Carles Puigdemont sigue en Bruselas y no parece que tenga intención alguna de volver a Cataluña. La pretensión de volver mediante un «pacto con el Estado» que le librara de la prisión provisional solo era otra fantasía. Tampoco parecen viables otras formas de investir a Puigdemont como la llamada investidura telemática o a distancia. Ante esta situación, ERC aprieta a sus aliados de Junts per Catalunya (JxC) para que presenten un plan. Nada más razonable, ya que el tiempo apremia, pero la resistencia del entorno del expresident a investir a cualquier candidato que no sea Puigdemont lleva a que se planteen alternativas estrambóticas y a no descartar nuevas elecciones.El auto del Supremo que deniega la libertad de Oriol Junqueras complica la solución querida por ERC de investir a su líder si Puigdemont no regresa, aunque el juez Llarena puede autorizar la asistencia al pleno del candidato de Esquerra a la investidura y que luego vuelva a prisión. La misma solución puede adoptarse con Jordi Sánchez, segundo de la lista de JxC. Sin embargo, el caso de los diputados huidos en Bruselas es más difícil de resolver para que no peligre la mayoría independentista. Por eso se negocia su relevo. Si los ocho encarcelados o huidos no pueden votar la Mesa, el independentismo se queda en 62 diputados, tres menos que los 65 del resto, con lo que los ocho votos de Catalunya en Comú serían decisivos. Ciutadans ha anunciado que presentará para presidir la Mesa a José María Espejo-Saavedra, vicepresidente en la anterior legislatura, aunque sus posibilidades son mínimas. El panorama, como se ve, no puede ser más incierto.