La extrema derecha polaca afronta el próximo domingo unas elecciones en las que el partido Ley y Justicia tendrá enfrente a un rival con posibilidades de vencerlo. Si hasta hace unos meses la reelección del ultraconservador presidente Andrzej Duda parecía segura, el 30% de los votos obtenidos por el liberal alcalde de Varsovia Rafal Trzaskowski permite albergar a las fuerzas progresistas y proeuropeas la esperanza en una victoria que sea el primer paso hacia un cambio del ciclo político. Duda aventajó a Trzaskowski en 10 puntos en la primera vuelta, celebrada el 28 de junio, y aunque para el asalto definitivo el apoyo del conglomerado de partidos nacionalistas minoritarios y antieuropeos hacen favorito al candidato a la reelección, los vaticinios de los sondeos apuntan a un empate técnico merced al apoyo que su adversario tendrá de las pequeñas agrupaciones de centro y de izquierda.

Algunos factores operan a favor de Duda, especialmente la afectación relativamente moderada de la pandemia en Polonia (33.000 casos, 1.200 fallecidos), pero otros abren interrogantes acerca de cuál puede ser la repercusión final que tengan en medios urbanos los manejos del presidente antes de suspender las elecciones, previstas inicialmente para el 10 de mayo y finalmente aplazadas a causa del confinamiento. El Gobierno intentó montar un sistema de voto por correo, por lo menos inseguro, por no decir opaco, y se resistió hasta el último momento a admitir que no se daban las condiciones mínimas de seguridad sanitaria y transparencia para poner las urnas. Y a partir de ahí armó una campaña de perfil nacionalista encaminada a movilizar el voto conservador.

Así las cosas, ¿Trzaskowski es realmente un rival para Duda? Hasta hace solo tres meses, la respuesta hubiese sido un no rotundo, pero las incertidumbres económicas planteadas por la pandemia y la personalidad del presidente, depositario de un oratoria tan incendiaria como demagógica, han abierto la competición por la jefatura del Estado. Todo conspiraba a favor de la reelección hasta hace muy poco, espoleado Duda por un partido que tiende a ocupar el entero espacio político, pero se han incorporado a la campaña elementos nuevos que otorgan posibilidades al alcalde de Varsovia.

Sea cual sea el resultado del domingo, este tendrá repercusión en varios países de la Europa central en los que la extrema derecha disfruta de altísimas cotas de poder -en Hungría gobierna con mayoría absoluta-, es una fuerza ascendente -Alemania- o, como sucede en Austria, hace las veces de partido bisagra. Si Duda obtiene la reelección, porque reforzará a los eurófobos, contrarios a una UE con atributos de soberanía; si gana Trzaskowski, porque se abrirá un resquicio para el debate acerca de a qué Europa aspiran varios de los estados que formaron parte del universo comunista hasta la quiebra de la URSS. Dicho de otra forma: una victoria del candidato liberal puede tener un positivo efecto de contagio dentro y fuera de Polonia en plena revisión obligada del pacto social europeo, dañado por la pandemia.