Querido/a lector/a, lo he dicho siempre y, esta vez lo repito, que la política, en el fondo y bien entendida, tan solo es un quehacer, un instrumento, una tarea, etc. que debe servir a los que no tienen otro poder y debe buscar el bien común, la justicia social, la convivencia, etc. Más o menos.

Pero bueno, intentaré no pecar de pardillo y diré que no todos la entienden y la ejercen igual. En consecuencia, es evidente que aparecen versiones muy distintas y hasta contradictorias y enemigas del propio ser de la política. Así, por ejemplo, y ese es el motivo de esta referencia, estos días y en diferentes medios estamos viendo como desde posiciones conservadoras y retrógradas se ejerce la política como mal fario, como mala cosa que se echa a la cara del otro para hacer daño. Es decir, en la Comunitat Valenciana, y utilizando la falsedad con fines electoralistas y por la sola consecución y control del poder político, sin aportar soluciones a los problemas de estas tierras y de sus gentes, el PP de Bonig y Ciudadanos tratan de asustar y desorientar diciendo que el PSPV-PSOE quiere la independencia o la separación de España de la Comunitat. Mientras tanto, los valencianos que están detrás de esas barbaridades, los que solo se miran sus negocios, sus intereses, etc, se olvidan de exigirles a los suyos, al PP, a Mariano y a Montoro, una reforma inmediata del sistema de financiación, un mejor reparto de las inversiones del estado que termine con el déficit inversor que sufrimos y, al tiempo, que se reconozca y se pague el déficit de financiación acumulado. Encima, ahora, estos días estamos viendo como esa derecha autónoma, vendida incondicionalmente al PP de Madrid, se niegan a exigir más inversiones y dinero para la Comunitat en los Presupuestos del 2018.

Querido/a lector/a, esto que les he contado es un buen ejemplo de un ejercicio político contrario a la razón, a la justicia y al bien común.

*Analista político