Querido/a lector/a, en este periódico he leído un artículo que bajo el título de Ja no ens conformem amb la inèrcia estaba escrito por Tania Baños , la alcaldesa de La Vall. Ella se refería a la necesidad de buscar y proponer, en estos momentos de crisis social y económica, toda clase de caminos que no se queden en la pura rutina y vayan más allá de lo convencional para fomentar el desarrollo económico y social necesario e imprescindible. Pero yo aprovecho la ocasión para, al margen de estar de acuerdo con el contenido, señalar que me quedo con el título. Con eso tan transformador y apropiado de Ja no ens conformem amb la inèrcia . Posiblemente porque hay títulos que están por encima del contenido de cualquier artículo. Pero, sobre todo, porque aún sabiendo que la política democrática en el marco de un mundo siempre tan nuevo no puede tener muchas leyes inmutables, reconozco que esta sería y es una de ellas.

Me refiero a que si lo urgente, ahora, es la reconstrucción del sistema sanitario y de la situación de la economía, en el sentido de que la sanidad debe tener todos los medios para cuidarnos con todas las posible s garantías y, la economía, los medios, acuerdos y planes para que su crecimiento no pierda ritmo y el nivel de empleo sea óptimo sin que lo paguen exclusivamente los trabajadores, la política siempre tendrá la obligación de buscar soluciones que, en el marco de un mundo tan cambiante y desconocido que no estudiaron los clásicos, mantengan su autonomía respecto de los poderes contramayoritarios y aporten soluciones de desarrollo con justicia social. Algo que es contrario a la inercia o la rutina. Sobre todo en una sociedad donde, el peso y la orientación del poder económico y su control de los medios de comunicación de masas, no solo no es neutral sino que es determinante en la configuración del futuro. H

*Analista político