El corredor mediterráneo o el cuento de nunca empezar. En los días en que estamos, por desgracia, hay que mirarlo casi todo con segundas intenciones o bajo la lupa del rédito electoral, como prefieran. Llegan las elecciones del 26-J y con ellas la venta de humo, falsas promesas y toda la parafernalia que ustedes quieran añadir.

Les Corts acordaron ayer pedir al Gobierno que inicie los estudios previos y la planificación del proyecto de las distintas conexiones del corredor mediterráneo, que fije la fecha estimada de inicio y puesta en servicio de las obras y, al mismo tiempo, abra una línea presupuestaria que garantice su ejecución.

Una cuestión que el Ejecutivo de Mariano Rajoy ya prometió antes de llegar al poder hace casi cinco años y que a fecha de hoy, lamentablemente, está todavía en embrión.

Casi nadie discute --solo aquellos que arriman el ascua a su sardina con el corredor central-- que el mediterráneo es un eje imprescindible para generar riqueza y, por tanto, puestos de trabajo en buena parte de España. Pero a pesar de ello el proyecto avanza a paso de tortuga y mientras se pierden oportunidades para las empresas castellonenses. Falta por ver si un cambio de Gobierno sería una bocanada de aire fresco en este sentido.