En Castellón no se olvida lo que dijo, tras las elecciones de 2007, aquel señor que presidió el Palacio Provincial y que después pasó a residir en la prisión de Aranjuez: «El pueblo me ha absuelto». También se recuerda lo que dijo Rajoy al definir a este señor como un «ciudadano ejemplar», o lo que apuntó Camps afirmando que Castellón «tenía una inmensa suerte» de contar con este señor que, cosas de la justicia, ha sido imputado, condenado y que sigue siendo noticia en relación al club de golf de Borriol y patrocinios de Aerocas, donde, además, se empieza a investigar un agujero económico de 150 millones de euros generado cuando este señor presidió la sociedad pública. Es el mismo convicto con quien se citan y comen agentes policiales vestidos de uniforme.

El pasado jueves se presentó en Castellón la Agencia de Prevención y Lucha contra el Fraude y la Corrupción de la Comunitat Valenciana, en el marco del acto Ciudadanía contra la Corrupción. Fue gratificante compartir palabras y lucha contra la corrupción con Joan Llinares, director de la Agencia, José Ignacio Pastor, vocal del Observatorio Ciudadano contra la Corrupción y presidente de ACICOM y Toni Royo, delegado de Acció Cultural del País Valencià. Un acto interesante y participativo donde intervinieron representantes del colectivo Castellón por la Justicia y contra la Corrupción. Hay que agradecer la reacción y concienciación ciudadana frente a esta delincuencia que aún sigue castigando a toda la sociedad.

Estafar y robar afecta directamente a las arcas públicas, recortando en derechos y servicios colectivos. Era muy necesaria la acción ciudadana dado el estado de normalización de la corrupción tras largos años incrustada en la política y en la gestión pública. Y es fundamental la creación de una agencia independiente, pionera en el país, para el control, vigilancia y regeneración de las administraciones públicas, para ser herramienta de acción judicial y ciudadana, así como para recuperar la confianza hacia las instituciones públicas.

Porque, ante esa «cultura de la corrupción» que han extendido tantos cargos imputados y condenados durante tanto tiempo, se requiere pedagogía social para restaurar el daño que han hecho. Para erradicar el virus que estos «vecinos ejemplares» inyectaron en la política. Han sido demasiados años de barra libre a costa de la ciudadanía.

*Periodista