La teoría evolutiva más aceptada refiere que el Homo Neanderthalensis coincidió un tiempo con el Homo Sapiens, cruzando sus caminos, sus genomas y su cultura, hasta que hace 40.000 años se dio su rápida desaparición sin saber muy bien los factores que llevaron a su extinción: enfermedades, cambios del clima, endogamia….

Una propuesta asegura que los neandertales se extinguieron porque, al tener las extremidades más cortas y achaparradas, no podían correr tan rápido como los sapiens, consumiendo además un 30% más de energía a la hora de huir de un depredador. Lo que sí es una certeza es que eran seres obtusos, de escasa inteligencia e incluso moralmente inferiores. Sin duda un hombre-mono, más cercano a un gorila que a un humano moderno.

Pero, a juzgar por la última moda, algunos neandertales siguen entre nosotros como criaturas brutas, sobre todo al ver como se extienden las covid-parties. Son fiestas donde los organizadores invitan deliberadamente a personas contagiadas con el covid-19 para que el primero de los asistentes que dé positivo en un test de coronavirus, se lleve un bote con dinero. En un primer momento se pensó que eran rumores sin fundamento, pero después se ha podido constatar que este tipo de fiestas existen. Y como la idiotez humana tiende al infinito, la idea se ha extendido por todo el mundo, incluido nuestro país. A pesar de las llamadas a la cordura y pese a los rebrotes que se están produciendo en las últimas semanas, estas fiestas ilegales están proliferado en los primeros compases del verano, poniendo en jaque al resto de la humanidad.

Tan surrealista como imprudente. Todos los cerebros del mundo se muestran impotentes contra una sandez que esté de moda. Como dijo Quevedo: «Todos los que parecen estúpidos lo son y, además, también lo son la mitad de los que no lo parecen».

*Psicólogo clínico

(www.carloshidalgo.es)