El enfrentamiento y el choque nunca es positivo. Y menos en política. No es buena estrategia dedicarse a crispar para atacar al otro y, al mismo tiempo, hacerse la víctima cuando se recibe algún tipo de crítica por la mala gestión. Es la maniobra que viene utilizando la izquierda en el gobierno, tanto a nivel nacional como autonómico. En el de España, Sánchez recurre como defensa a la vieja receta de la crispación con la que pillaron a Zapatero en un off the record o a su predecesor con el dóberman y el ‘pásalo’. Él y sus socios de gobierno intentan trasladar a la ciudadanía el retrato de la derecha dura y crispadora para blanquear el Gobierno más ultra de nuestra historia democrática. También alimentan día a día la política de bloques con declaraciones ofensivas. En el PP no creemos en esa forma destructiva de hacer política. No caeremos en su trampa, por responsabilidad y lealtad a todos los españoles y valencianos. Queremos representar a una inmensa mayoría, con apertura de mente, sin sectarismos.

Tomar decisiones por motivos ideológicos sin pensar en el bien común como vienen haciendo perjudica al conjunto de la sociedad. Juzgar al prójimo por su ideología y guiarse exclusivamente por el sectarismo es un grave riesgo en el que vienen incidiendo los partidos de izquierdas, últimamente con mayor virulencia cuanto más a la vista queda en evidencia su incapacidad y falta de transparencia para gobernar. Ahí tenemos los ejemplos de lo sucedido en ámbitos tan diversos como la Guardia Civil, la nefasta gestión del coronavirus con resultado de miles de muertes o las contradicciones, baile de datos y mentiras permanentes.

Lo mismo ocurre en la Comunitat Valenciana con Ximo Puig. El president habla de diálogo pero es incapaz de sentarse a escuchar o pactar, vetando siempre al PP. Cuando desde el PPCV realizamos críticas constructivas a su falta de gestión, trata de desacreditarlas acusándonos de falta de talante o espíritu de consenso. Pero Puig no puede seguir de brazos cruzados anunciando cosas que luego nunca lleva a cabo. Todo son ximoanuncios y filosofía etérea. En realidad estamos comprobando cómo no tiene ningún plan para afrontar la actual crisis. Aseguró que pondría en marcha medidas económicas para pymes y autónomos y la mayoría de autónomos saben que no ha cumplido. Hay más de 800.000 valencianos parados o en Ertes que no cobran, que ven su futuro con angustia mientras Puig y sus 330 intocables del Consell no han hecho un solo gesto de reducción o de donación del salario. Las colas del hambre cada vez son mayores. Sigue habiendo problemas de material de protección sanitaria en determinadas zonas. No se hacen test masivos. Estamos a la cola en la desescalada por la mala gestión. Pero de todo esto no quiere hablar.

EN LUGAR de mirar hacia otro lado, Puig debe asumir responsabilidades. Llegaron tarde en la planificación del virus y en la protección de los profesionales. Y, mientras se dedican a intentar crispar y atacar, llegan también tarde a la recuperación económica y social. Cada día que pasa es tiempo perdido con consecuencias directas sobre los ciudadanos. Pónganse a trabajar de una vez, sin sectarismos. En esto también nos va la vida.

*Presidenta PPCV