Muchas veces a las personas nos cuesta contener la sonrisa o el llanto, a veces me pregunto por qué debemos hacerlo si lo natural, lo humano, es dejar fluir la emoción.

Pero ciertamente lo hacemos en contadas ocasiones. En multitud de ocasiones nos forzamos a la rigidez por protocolo, por respeto, por deferencia, por prejuicios, por algún corsé que otro que, francamente, se desmonta --y de qué manera-- cuando se te encoge el corazón.

Esta semana ha sido una semana intensa, de emociones, con muchos compromisos en agenda y con satisfacciones también. Y es que además de ser noticia por acoger un nuevo rodaje, Peñíscola ha demostrado que es una ciudad DE CINE no sólo porque las cámaras volvían a estar en nuestras calles, sino porque la solidaridad de nuestros pequeños y sus familias ha resultado ser nuevamente excepcional.

HACE APENAS unos días recibí emocionado a la selección alevín de la Academia de Futbol de Angola (AFA) tras el gesto solidario de la población, de la mano de la Peña Barcelonista de la ciudad, por el cual se programaba la entrega a la citada academia de 50 pares de botas de fútbol. El Campus solidario celebrado en las fiestas navideñas facilitó, gracias a las familias peñiscolanas, la compra del calzado y, en agradecimiento a este simbólico gesto, la AFA, en su desplazamiento a España para jugar un torneo internacional, decidió incluir el municipio de Peñíscola entre los lugares que el combinado iba a visitar a lo largo de su estancia por nuestro país.

Y yo no puedo sentirme más orgulloso de los míos, sobre todo de los impulsores y las personas que lo han posibilitado. En concreto, me refiero a Jordi Sanz, presidente de la Peña Barcelonista; Lluis Adell y todo el equipo técnico del campus; así como Toni Cortés, director de la AFA. Gracias por devolvernos la emoción de lo realmente importante.

*Alcalde de Peñíscola