El cuento de la criada es una de las series más exitosas de HBO, en la que se habla de un futuro donde se implanta una dictadura fundamentalista, en la que, tras la muerte del presidente de los Estados Unidos, se forja una sociedad cuyos valores y principios son de un puritanismo extremo. La mujer pasa a tener una única función social, la de engendrar hijos para las familias con poder, sufriendo toda clase de vejaciones si se resisten a aceptar su destino natural. La construcción de una sociedad ficticia, en la que hay ciudadanos que toman las decisiones y otros que se limitan a servir, es el hilo conductor de la serie.

Esta serie es ciencia ficción, aún así, la realidad que nos ha tocado vivir parece en ocasiones inspirada en El cuento de la criada’, el empeño en crear una sociedad paralela, el crear ciudadanos de primera y de segunda, el que sea algo habitual poner etiquetas a todos.

Esta situación que parece de ciencia ficción es la que vivimos bajo un gobierno sectario, prepotente y adoctrinador de izquierdas en la Comunitat Valenciana.

Es preocupante que hayan abandonado la gestión pública y que todos sus esfuerzos se encaminen al adoctrinamiento colectivo. Aquellos que iban a trabajar para las personas las han desahuciado, hay más de 15.000 niños en 140 barracones, más de 60.000 valencianos esperando una media de 123 días para ser atendidos por la sanidad pública, más de 30.000 a la espera de que se les reconozca su situación de dependencia, los centros especiales de empleo sin cobrar, 6 nuevas empresas públicas y 357 millones de euros más en gastos de personal.

No hay dinero para construir colegios, pero si hay para poner en marcha una televisión pública, fundamental para el adoctrinamiento colectivo, para fomentar el pensamiento único, para limitar la libertad. Subvencionan entidades independentistas que van a los colegios donde estudian nuestros hijos y les enseñan una historia diferente, una geografía diferente, unas tradiciones diferentes, entidades que ponen castillos hinchables en los patios de los colegios y animan a los ciudadanos a manifestarse contra las resoluciones judiciales.

Utilizan a los niños para que sujeten las pancartas por las calles, crean problemas y luego aparecen como los solucionadores, eso sí, en las calles, nunca trabajando desde la lealtad y el consenso.

Hay cuentos como el de la criada que nos ponen los pelos de punta, cuentos que nos escandalizan, que nos estremecen, pero cuántas veces estremece la realidad, sobre todo cuando percibes que la libertad está en peligro.

*Secretaria general PPCS