No hay nada más típico de estas fechas que el Cuento de Navidad, de Charles Dickens, la visita de los tres espíritus, el de las navidades pasadas, presentes y futuras al Sr. Scrooge, un viejo cascarrabias, escéptico, que no cree en la Navidad y que maltrata a todo el mundo.

Comprobar con sus propios ojos lo que ha hecho y cómo ha influido en los demás, olvidar lo realmente importante de la vida y ver que sus actos pueden transformar el futuro, cambia su forma de ver el mundo.

Sería maravilloso, que Pedro Sánchez, recibiera la visita de los tres espíritus y le hicieran recapacitar, el de las navidades pasadas le podría enseñar lo mucho que ha costado a los españoles darnos unas normas de unión y de progreso: la Constitución. Se hizo con renuncias de mucha gente, con responsabilidad y sobre todo con la ilusión de muchos ciudadanos que sabían que con esos cimientos íbamos a construir un futuro de oportunidades.

Que este país se ha forjado con el esfuerzo de muchísimas familias que se han volcado en sus padres y en sus hijos, que nos han transmitido unos valores, el respeto, el esfuerzo, el sacrificio, nuestras tradiciones, nuestras raíces, que nos hacen sentir orgullosos de lo que somos.

El espíritu de las navidades presentes le podría enseñar que tras los muros de Moncloa hay gente que se deja la piel todos los días por abrir un negocio, que hay jóvenes buscando empleo, que hay jubilados a los que su irresponsabilidad les ha traído el carbón de la congelación de las pensiones. Mujeres que necesitan una oportunidad para prosperar y no la miseria socialista que se les ofrece. Somos un gran país, con gente con talento, con un patrimonio histórico, cultural, artístico, gastronómico... Un crisol que nos convierte en el foco mundial de todas las miradas.

Podría enseñarle que la libertad es el mayor tesoro que tenemos y que este país ha sido más fuerte, más grande, cuando más unidos hemos estado, que el orgullo de ser español es irrenunciable.

El espíritu de las navidades futuras seguramente le enseñaría como ha vuelto a arruinar España, cómo la ha vendido por unas vacaciones a gastos pagados en la Moncloa, un país roto, dividido, empobrecido, sin oportunidades y sin futuro. Más jóvenes y mujeres en paro, menos libertad, huida de empresarios, de capital... Le enseñaría un país en el que nadie pone sus ojos para invertir, para visitar, para vivir.

Un país en que las familias aún están más enfrentadas por culpa de los políticos irresponsables y egoístas como él. Ojalá también recibiera la misma visita su representante en la Comunitat, Ximo Puig, y le enseñara que antes de llegar él teníamos una sanidad de calidad. Y que durante su mandato solo ha prosperado su propia familia y un futuro con una tierra, la nuestra, sin oportunidades.

Eso no va a pasar, no hay espíritus que visiten políticos, pero hay urnas para votar, no es un cuento, es una pesadilla, que terminará cuando los españoles se despierten.

*Diputada provincial del PP