España disfruta hoy de 18 millones de prestaciones, salarios y jubilaciones públicas que descansan básicamente sobre los impuestos de los 15 millones de trabajadores y empresarios del sector privado. Además sobre estos reside el mantenimiento de sus familias y de la sanidad y educación universal, que alcanza a 45 millones de usuarios. ¿Es en la actualidad España un país viable? A pesar de que somos la nación europea que más empleo crea, todavía no somos un país autosuficiente, aún debemos recurrir mensualmente a los bancos para hacer efectivo el pago de prestaciones públicas, y ya van ocho años.

Los casi diez millones de jubilados y pensionistas, los tres millones de empleados públicos, los más de dos millones de españoles que cobran prestación por desempleo o las personas dependientes pueden estar satisfechos porque su país no va a ser intervenido, ni sus merecidos ingresos recortados.

La España en quiebra que gastaba 110.000 millones de euros más de los que ingresaba al año, ha reducido ese letal saldo a 40.000 millones. Y este nuevo escenario se ha conseguido gracias al empeño y sacrificio de los españoles. Unidos por un esfuerzo común para lograr que nuestra sociedad del bienestar se salve. Para lograr un futuro ilusionante. El que, sin embargo, es incompatible con las promesas indiscriminadas de rentas múltiples y el gratis total que enarbolan los que aspiran a revolucionar este país.

Todas las nuevas promesas de la izquierda hoy están ya en vigor en Venezuela o Cuba, con resultado de miseria. Gastar cuando no se tiene, no es salir del agujero sino profundizar en él. Cualquier familia aplica esta regla básica de la economía. De hecho los más duros recortes en pensiones, función pública y dependencia tuvieron lugar al poco de haber elevado el gasto con 32.000 obras públicas del famoso Plan E.

Es una pena que algunos cuentos tan bonitos tengan triste final. Pero hay otros menos sugerentes, que ya tienen final feliz para 1.100.000 españoles que han encontrado empleo en dos años y que con sus nuevos impuestos eleven los 18 millones de prestaciones.

Porque pueden haber promesas múltiples, pero solo a través de la creación de empleo se mejoran prestaciones sociales, sanitarias y educativas, y sería una pena que siendo la nuestra la nación que más empleo crea nos dejásemos embaucar por aprendices de cuenta cuentos. Las quimeras que lejos de aportarnos riqueza, desarrollo, crecimiento y recuperación, nos conducen hacia una deriva maquillada de promesas irrealizables. H

*Economista y vicepresidente de la Diputación provincial