Vivimos en un país curioso, o al menos eso parece. Periodística y políticamente curioso. Por ejemplo, la izquierda más reaccionaria considera que aquellos que critican el comunismo son unos fachas. El comunismo, ya saben, esa ideología que ha gobernado de forma dictatorial siempre que ha podido en cualquier rincón del mundo. Y por otro lado, la derecha más rancia considera que los liberales son poco menos que hijos putativos de Lenin . Porque la derechona jamás ha comulgado con la libertad.

Casos curiosos y ejemplos terroríficos tenemos para dar y tomar en la actualidad. Por ejemplo, la nueva izquierda, esa que tan bien representa el sanchismo y que tan alejada queda de la socialdemocracia, ve con buenos ojos el compadreo con los herederos de los batasunos. Y la nueva derecha, esa que tan alejada queda de la democracia cristiana centroeuropea, ni se despeina al afirmar que la religión y la ciencia deben ocupar planos de idéntica relevancia en la vida sanitaria y/o educativa de este país.

Por su parte, los nacionalistas, tanto de un territorio como de otro, defienden postulados decimonónicos mientras se presentan ante la sociedad como políticos modernos, actuales y vanguardistas. Pero la realidad es que les encantaría haber compartido correrías con los héroes de pasados imperios coloniales.

Y así van las cosas, bien extrañas, en esta negra piel de toro que es nuestra casa. Los lobos se visten con piel de cordero y se hacen pasar por gallinas de corral.

¡Cocoricó! H

*Escritor