En estos días del inicio del curso escolar no han faltado declaraciones triunfalistas y sorprendentes para los que conocemos cómo está funcionando el sistema educativo valenciano. Unas declaraciones de ciencia ficción cuando el curso se inicia con un decretazo que vulnera los derechos fundamentales del alumnado por la imposición de la lengua vehicular que deben estudiar y que cuenta con 11 frentes judiciales abiertos. No se podía iniciar de peor manera, con decenas de denuncias por parte de AMPAs reclamando libertad para elegir el proyecto educativo de sus hijos/as e igualdad de oportunidades, más de mil interinos despedidos por no tener la Capacitació en valenciano, recortes en las horas de coordinación de los docente de las EOI y la creación de una bolsa de inspectores puestos a dedo.

Casi nada. A esto hay que sumarle las promesas incumplidas con la eliminación de barracones que condenan un año más al alumnado a estudiar en condiciones precarias. Este caos educativo se veía venir por el talante nacionalista de este Gobierno, centrado en imponer su ideología sectaria a golpe de rodillo, plasmado en decretazos. Gobierno que trampea las sentencias de los tribunales con parches inconstitucionales, y que está más centrado en conocer lo que pasa en Cataluña, reflejo fiel de sus políticas, que en ejecutar el presupuesto para eliminar las aulas prefabricadas, dejando en el cajón más de 106 millones de euros para la construcción de colegios nuevos en estos dos años.

El curso no podía iniciarse bien porque ya acabó de manera caótica con muchas asignaturas pendientes por parte de Marzà. Acabó el curso sin que los docentes y familias conocieran qué proyectos plurilingües se iban aplicar. Acabamos el curso igual de mal que lo empezamos.

*Portavoz adjunta de Cs en Les Corts y portavoz provincia Castellón