Me gustaría comenzar recordando lo que significa la palabra deber. He encontrado tres significados: a) Deber es estar obligado o atado a algo. b) También se refiere a hacer que alguien haga algo, utilizando la autoridad o la fuerza. c) Y, por último, deber es un estado o hecho de deberle algo a otro a cambio de cosas o servicios recibidos.

En torno a los deberes en cuestión encontramos que el estudiante recibe usualmente los deberes del profesor que se los pone. Por otro lado, vemos que los estudiantes se sienten obligados a corresponder por el esfuerzo que sus padres realizan al invertir por su formación. Mientras que el profesor tiene también cierto deber por la formación o el cargo que desempeña dentro de un Ministerio con la idea de instruir y crear en definitiva ese futuro de chavales que mañana serán el presente.

Alrededor de esas primeras obligaciones se desenvuelven todo tipo de dificultades y dudas como la que aquí planteamos con el ánimo de sacar alguna conclusión.

Pero principal y originalmente el deber de un estudiante va muy ligado a lo que realmente es un estudiante; por tanto sería interesante aclarar lo que significa estudiante. Un estudiante ante todo es un observador con la intención de averiguar más acerca de ello, lo observado, con la intención de lograr hacer cosas con ello, o sea, sacarle una utilidad a lo estudiado.

A las preguntas que se debaten en la calle en cuando a la validez de los deberes, por cierto cuestionadas desde hace mucho tiempo y aún a la orden del día, quiero comenzar expresando mi opinión y luego dando las razones que me han llevado a pensar así. Opino que no debería haber deberes tal como existen hoy en día, puesto que creo recargan al alumno en exceso.

La razón de ello va en consonancia a la estela o rastro que va dejando un estudiante en la medida que va avanzando de curso y de edad. Un estudiante se va degradando o apartando más del estudio en la medida que va avanzando, y en esta proporción los deberes aumentan y cada vez son más pesados y el estudiante más lento, provocando una cierta robotización o desmotivación por parte de él llegando a coger el generalizado hábito de estudios que es el memorizar y estudiar para sacar nota sin más.

Hoy en día el 33% de los estudiantes sufren el fracaso escolar entre Primaria y la ESO, ya que antes de que acaben repiten algún curso o abandonan la escuela. Y según un informe de la Asociación Internacional para la Educación del Logro Educativo (IEA), al acabar la ESO, los estudiantes no tienen un nivel suficiente de lectura como para poder comprender los textos de su propio nivel.

El 32% de los estudiantes abandona los estudios antes de acabar la ESO o Bachiller. Aun así, si llegan a la universidad, nos encontramos que al terminar el 80% declara que no se siente capacitado para ejercer en la profesión que ha estudiado. Ellos serán los futuros médicos, ingenieros, políticos, etc. que llevarán el país y declaran que no se sienten preparados. En resumen y la realidad lo muestra, tú mismo puedes salir a la calle y preguntar qué estudiaste dentro del sistema educativo y a qué te dedicas. La triste estadística que encontramos, es que de 100 estudiantes que inician la primaria, 15 acaban una carrera profesional y de ellos 5 prosperan en su profesión. Por cierto, la profesión con más bajas laborales, con un 61%, es la de maestro.

*Escritor, conferenciante y director del Centro de Estudios ACE que aplica la metodología de Applied Scholastics

(www.rogeliolopezgarrido.com)