En Nules existía hasta hace dos años un dedo mágico que todo lo decidía. Un dedo que estaba por encima de la ley de contratos del sector público y de la propia Constitución Española (por aquello de respetar el principio de igualdad de acceso a la función pública y contrataciones públicas). Un dedo que tenía tanto poder como para decidir qué personas gestionaban las casetas del mesón de la tapa durante nuestras fiestas patronales, el bar del Estany en la playa de Nules, el bar social de Mascarell, el del campo de fútbol, las máquinas de vending de las que disponemos, el transporte urbano del municipio… y tantas cosas más. Algunos, no afines a aquel dedo mágico y todopoderoso, tuvieron incluso que sufrir serias amenazas por no doblegarse a sus deseos y condiciones. Todo, con el objetivo de ser partícipes del festín privado, aunque fuese con dinero público. O lo que es lo mismo, el de todos los vecinos de Nules.

Pero bueno, había una cosa que ese dedo mágico no podía controlar: las urnas y la democracia. Y un 24 de mayo del 2015, hace ahora poco más de dos años, una mayoría de ciudadanos agraviados y cabreados, pero ilusionados y esperanzados, decidieron apostar por el aire fresco y renovado. Y pese a las pataletas, amenazas y llamadas de los que vivían cómodamente bajo el poder de aquel, el dedo tuvo que hacer sus maletas y marcharse. Aunque dormido, se encuentra esperando con ansia una oportunidad para volver. Y que oscurezcan, nuevamente, la transparencia, la participación y la libertad de concurrencia para gestionar lo de todos, y que los amigos dejen de tener privilegios en perjuicio del resto de ciudadanos.

Nosotros, en cambio, seguiremos regando con ganas la transparencia y la igualdad para que ese dedo mágico y sus formas sigan dormidos por mucho más tiempo.

*Alcalde de Nules