Podría estar hablando en lenguaje inclusivo de las diestras y los diestros (no de su acepción taurina). Pero no, el artículo de opinión de hoy va más allá de cuestiones gramaticales y tiene más que ver con la semántica y el significado de las palabras. Los que me conocen saben que me gusta más hablar de políticas de ámbito local, que para eso soy concejal del Ayuntamiento, que de ámbitos superiores como el autonómico o el estatal. Que hoy tenía muchas ganas de hablar del modelo de ciudad que se propone en el pleno del próximo martes y dé ese pasito más (pero enormemente importante) en la compleja y tediosa tramitación del Plan General.

Pero he dejado de lado esos instintos municipales porque me preocupan y mucho las elecciones generales y autonómicas del próximo domingo. Aunque suene a tópico, creo que nos jugamos mucho. Creo que esta vez nos jugamos más que en anteriores comicios porque debemos decidir entre derechos o derechas. Entre seguir avanzando y mejorando en el estado del bienestar o por la regresión en las libertades y el retroceso, por ejemplo, a leyes de la década de los 80. En unas elecciones con más partidos pero más polarizadas que nunca tenemos dos opciones claras apostar por el progresismo o por el retroceso.

EL PARTIDO Socialista es el pilar fundamental para parar al trío de derechas que representan desigualdad, corrupción y confrontación. Con solo 84 diputados y en solo 10 meses de gobierno, los viernes sociales han servido para lanzar, entre otras, medidas urgentes de protección social o la vivienda y el alquiler, el subsidio para parados mayores de 52 años, la ampliación de los permisos de paternidad, un plan de choque para el empleo joven y uno para parados de larga duración, la estrategia contra la pobreza infantil, el derecho a la atención sanitaria universal, la subida del salario mínimo interprofesional, la gratuidad de la AP-7 o el decreto de la estiba (por cierto, con el único voto en contra del PP). Sí, queda mucho por hacer, evidentemente. Roma no se hizo en un día ni un país puede cambiar en diez meses. Nos quedan retos importantísimos como la derogación de leyes más propias de otro siglo, la modernización de las administraciones, las políticas a favor del medio ambiente porque mundo solo tenemos uno o una financiación autonómica justa.

Queremos una España plural, feminista, ecológica, competitiva y llena de conocimiento y bienestar. Pero cierto es que algo no habremos hecho bien los partidos de la izquierda cuando al otro lado del tablero aparece un monstruo de tres cabezas que escupe propuestas indignantes pero parece ha llegado para quedarse.

AL OTRO lado del tablero, encontramos tres siglas diferentes pero con un objetivo común. Gobernar solo para unos pocos. Me consta que muchos simpatizantes del PP y Ciudadanos están horrorizados por el arrastre a las palabras gruesas y políticas de otro siglo a las que les está arrastrando la extrema derecha. A llevarse por delante los avances en violencia de género, retroceder décadas en derechos sociales o hacer apología del racismo, la misoginia y la homofobia. Ustedes deciden, ¿derechas o derechos?

*Portavoz del Grupo Socialista en el Ayuntamiento de Castelló